PASIONES REBELDES h.s

Capitulo 33: Entre luces.

El humo del cigarrillo tapaba mis fosas nasales. Las luces y rayos de distintos colores nublaban mi vista, mientras la música tapaba mi oído con tonos eléctricos haciendo que mi cerebro quisiese explotar con cada sonido creado por computadora, quise fingir que llagaba a mis oídos el delicado sonido de las cuerdas de la guitarra de Ed, pero era imposible, aquel sonido era aún más fuerte y molesto. Fruncí el ceño al ver que estaba en este lugar contra mi voluntad. Como si nadie me escuchara. Un poco alejados de la pista en donde todos los cuerpos parecían conectados entre si, encontramos la barra de tragos y en ella a nuestros queridos amigos. Aún no se cómo deje que Perrie me convenciera de acompañarla. Nunca fui de ir a muchas fiestas y en clubes nocturnos. Aunque por el momento me pareció buena idea, o a la gran fierecilla que se movía dentro de mi estomagó mejor dicho.

Flashback:

Me escondí entre las sabanas de la cama, evitando que Perrie me las arrebatara de encima.

- _______! ¡Basta! No te comportes como una bebe – grito como madre a su hija, intentando jalar nuevamente las sabanas de mi.

- Acostumbrate – gruñí por debajo.

- Vamos...No puedes estar encerrada toda la vida – paro el agarre, y se cruzo de brazos desafiante.

- Si quiero puedo – me burle aún sin moverme.

- ¡Por dios! – Blanqueo los ojos – Hoy será una gran noche ____. Ven a divertirte un poco...- se sentó en el borde de la cama.

- ¿Si te acompaño esta noche, no insistirás mas? – me levante exaltada, haciendo que todos mis cabellos pareciesen erizos. Ella sonrió con satisfacción.

- Quizás conozcas a alguien – río, me cubrí la cara con la mano, Perrie hace unos días comenzó a insistir en que conociese a alguien más e intentaba emparejarme. ¿Qué no puede quedarse tranquila?. Supone que si sigo así cometeré alguna locura, pero lo único que se pasa por la mente es encerrarla a ella en mi closet.

- Perrie Edwards, vuelves a comentar eso te juro que no estaré ni 5 segundos dentro de ese lugar – gruñí molesta poniéndome de pie. Hizo un mohín y río.

- Esta bien...esta bien...Pero te pones linda! ¿He? – guiño el ojo- te quiero presentar a alguien especial.

- No para mi ¿cierto? – entrecerré los ojos.

- No tontita...para mi – susurro, mientras curioseaba los vestidos en mi closet. Me levante de la cama haciendo un mohín, me sujete en el borde de la ventana viendo hacia afuera, parecía que la lluvia que no había caído ayer , hoy vendría sin duda.

- Creo que lloverá Perrie mejor vamos otro...

- No – dijo insistente sin dejar que dijera algo más tiro hacia mi un vestido y sonrio nuevamente.

Fin Flashback.

Perrie me llevaba de su brazo, era imposible caminar entre tanta gente. Ella apuntaba la barra de tragos, hasta que vi como su mirada se fue en dirección opuesta y en ella se formaba una enorme sonrisa.

- Duende, esperame aquí - dijo Perrie Casi en un grito por la música fuerte.

- Perrie espera! – Grite de vuelta.

- Tan solo espera si, hoy conocerás a mi galán – sonrió. No me dejo ni siquiera terminar en la oración hasta que se desapareció en el tumulto de gente.

Me quede quieta en el lugar, como cuando estás en la escuela y tu mamá aún no viene a recogerte y todos los niños pasan viéndote como un bicho raro, me hizo sentirme de la misma forma ver a tantos chicos pasar a mi lado, observándome de pies a cabeza, como si fuera otro hueso que roer. Me cruce de brazos y fui hacia la barra de tragos donde hace unos minutos se suponía que iríamos con Perrie. Me senté algo incomoda sobre el asiento de cuero, tirando mi vestido hacia abajo. Me percate que el chico de la barra me veía atento, fruncí el ceño hacia el y solo río.

- Hola – sonrió de lado, acercándose hacia mi, mientras limpiaba suavemente la barra. Sentía esas extrañas ganas de salir huyendo, pero por alguna razón me quede.