UNO MENOS

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Las palabras me golpearon con una fuerza increíble, retrocedí incrédulo, mi visión se torno borrosa a causa de las saladas lágrimas, lagrimas de dolor y desesperación, no había sido lo suficientemente bueno como para ayudar a mi amigo, John estaba muerto por mi culpa, por mi ineptitud.

-No puede ser-dijo Hannah entre llantos.

-Hace unos días fue encontrado el cuerpo de alguien en el patio de su casa, estaba enterrado, la policía trato de reconocerlo pero su rostro estaba completamente... deformado.

Me deje caer sobre el sillón, el llanto no me permitía respirar bien y mis pensamientos no eran claros, saco rojo había matado a mi amigo y estaba seguro de que también vendría por nosotros, éramos los siguientes, definitivamente no podíamos solos con esto, intentamos resolver el paradero de John solos y termino... muerto, me inundo el coraje, deseaba golpear todo y a todos.

Era la hora de mencionar que las amenazas aun seguían, si no podíamos solos tendríamos que conseguir apoyo de la policía y detectives, la detective Evans hablaba sobre que iban a encontrar al asesino pero su voz me resultaba muy lejana, levante la vista y vi a Hannah, tumbada en otro sillón cubriéndose la cara.

-¿Ustedes saben algo que nosotros no?-dijo la señora Evans.

Hannah levanto la vista de golpe y me estudio, ambos sabíamos que era el momento de quitarnos un peso de encima, había mucho que perder si seguíamos ocultando lo poco que sabíamos pero ¿Qué más podíamos hacer?

-Pues...-dijo Hannah con calma.

La puerta de la dirección se abrió de golpe y entro en profesor de historia, el señor Payne, me limpie las lágrimas con rapidez y me enderece, no deseaba que nadie más me viera llorar.

-Detective, los padre de los alumnos están aquí, ¿Esta todo en orden?-pregunto el.

-Si profesor-dijo la detective-. En un instante saldrán.

El profesor asintió un poco indeciso y salió de la dirección, algo dentro de mí me decía que aun no era el momento de revelar nada, era por mi culpa que todo esto había ocurrido y era yo quien debía resolverlo, era yo quien tenía que desquitarme.

-¿Dónde nos quedamos?-dijo la señora Evans.

-Nosotros debemos irnos-dije con rapidez y mire a Hannah de reojo y note que comprendía que algo andaba mal.

-Si-añadió ella- Necesitamos analizar todo esto.

La señora Evans no parecía muy convencida pero al final accedió a dejarnos ir, al salir al pasillo vimos a un grupo de policías en la entrada, nos topamos con la inquietante mirada del señor Payne y al final vimos a nuestros padres, sus rostros desvelaban un cansancio tremendo, me acerque a mi padre y le abrace.

Detrás de él había un ventanal que daba a la calle, debajo de un árbol estaba Samuel observándonos, sentí de nuevo una ira incontrolable, por más que lo odiara entendía que debíamos utilizarlo para llegar a nuestra meta, el era nuestra pieza clave, lo último que necesitábamos para terminar con esto, para descubrir quién era saco rojo y estar en paz.

-Vamos a casa hijo-me susurro mi padre.

-No puedo-me separe de él, mire a Hannah que ahora estaba confundida con mis reacciones.

-¿Por qué?-dijo él.

-Hannah y yo necesitamos tiempo a solas-añadí y rogué porque Hannah me siguiera el juego.

-Es verdad, era nuestro amigo después de todo-dijo Hannah.

-Pero hija-dijo el padre de ella-. No creo que sea buena idea...

-¡No es tu amigo quien murió!-exploto.

Me tomo de la mano y salimos corriendo por el pasillo, estaba sorprendido por la actitud de Hannah, sabía que estaba dolida al igual que yo, pero juntos saldríamos de esta.

-Espero que el tenga lo que ocupamos-dijo al salir de la escuela.

-¿Cómo?-pregunte confundido.

-Samuel, también lo vi afuera-dijo.

Los dos le vimos al mismo tiempo, estaba ahí de pie estudiando cada movimiento, comenzó a alejarse entre los arbustos y los dos corrimos tras él, nos debía respuestas y era momento de que no las pagara, nos metimos entre los arbustos hasta que nos topamos con él, rodeado de tantos arboles y sombras nadie podría vernos.

-Veo que han accedido a que les ayude-sonrió al vernos.

-Eres un imbécil-escupió Hannah.

-Lo fui, no lo niego, pero ahora es distinto-dijo con serenidad.

-No te creo-dije.

-¿Cómo se los puedo probar?-dijo observándonos.

-Dinos las respuestas que ocupamos-dijo Hannah por mí.

Samuel sonrió, era una sonrisa cómplice y un poco malévola, salte sobre él con furia ¿Cómo podía sonreír cuando mi amigo estaba muerto? Le solté un puñetazo en la sien y cayó de espaldas, estuve a punto de volver a golpearlo cuando hablo.

-¡No te voy a servir de nada muerto! Si quieres respuestas de mi parte debes entender que estamos en el mismo bando, te guste o no-se puso de pie y se limpio la sangre de la boca.

-¡Tu lo mataste!-grite enfurecido, sentí las manos de Hannah a mis espaldas, comprendí que me debía calmarme, esto no resolvería nada.

Entonces resonaron tres teléfonos a la vez, Hannah y Samuel sacaron  el suyo, con nervios saque mi iPhone y vi que era un mensaje nuevo, los tres habíamos recibido el mismo mensaje.

-Yo no juego con muñecos-dijo Samuel leyendo el mensaje.

-Yo juego con personas de verdad-le siguió Hannah.

-Siguen ustedes tres, por suerte hay uno menos en la lista ¿Quién quiere ser el que sigue? A.- terminé de leer.

-¡No es gracioso!-gruño Hannah.

-Yo no lo hice-dijo Samuel con los ojos abiertos-. No he tocado ningún teléfono.

Tenía razón, no pudo enviar este mensaje, solo alguien que nos estaba observando lo habría enviado, saco rojo nos estaba observando.

-Síganme, debemos hablar en un lugar seguro-dijo Samuel y los dos le seguimos, el tiempo de respuestas estaba aquí.

Atadura (Metamorfosis 2)Where stories live. Discover now