||Capítulo 18.

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Doncaster, Reino Unido.

Louis miraba atónito la escena que se estaba desatando fuera de su casa, su padre estaba siendo metido en una coche seguido de los oficiales, a su al rededor las personas de las casas vecinas comenzaban a salir discretamente de sus casas para observar el escándalo que se armaba afuera.

Harry estaba ahí junto a Felicite, había otro chico detrás de él que lo sujetaba del hombro. Su madre Joanna estaba llorando diciendo repetidas veces las frases ''Él no ha hecho nada malo'' y ''No se lo lleven, por favor'' y sin embargo eso no los detuvo. Su padre se fue.

Louis vio cómo su hermana se apretaba al cuerpo de Harry para buscar su protección, una protección que bien sabía Louis jamás le daría porque era un cobarde.

Harry apretó más a la pequeña adolescente mientras ésta lloraba las lágrimas amargas, se le veía destrozaba, y lo estaba. A Harry le destrozaba ver a Felicite así, era lo que menos quería; herirla. Y estaba muy herida en esos momentos.

—Pensé que podría soportar esto después de todo lo que Troy me ha hecho, pero sigue siendo mi familia y me duele Harry, me duele mucho —susurró, intentando calmarse un poco y recobrar la compostura de chica fuerte que tenía.

—Te entiendo, lo sé. Sé que esto es duro y difícil para ti, pero me tienes aquí para apoyarte en esto, Fizzy. No estás sola —acarició levemente las hondas del cabello castaño de Fizzy y ella cerró los ojos—. Tienes a tu familia de la comunidad, te adoramos.

—Yo también los quiero —dijo en voz baja, acurrucándose más en el cuerpo del chico que la rodeaba su cuerpo en sus brazos y aspirando fuertemente, convenciéndose de que todo estaría bien.

Al oír aquello -la conversación que Harry y Felicite habían sostenido-, el resentimiento se apoderó del cuerpo de Louis y se le heló la sangre. Eso no era posible, Harry estaba arruinando su vida. Volvió a ver el coche que se alejaba por la calle con su padre adentro. ¿Por qué se lo llevaban? Él no había hecho nada malo.

Volteó a ver de nuevo a su hermana junto a Harry y a su madre llorosa y temblorosa en la orilla de la banqueta, también observando el coche que se alejaba cada vez más. Louis llegó a una conclusión;

Harry estaba destrozando a su familia. Harry lo estaba destrozando.

Entonces sintió odio, odio puro contra aquel estúpido joven. No le bastaba con ser gay y vivir entre una sociedad que quería ser pura, no. Si no que además se había llevado primero a su pequeña hermana llenándole de ideas erróneas la cabeza, después a su mejor amigo y no conforme con eso se había llevado a su familia. ¿Qué más quería? ¿acaso no veía que Louis sufría?

Porque si esa era la intención lo estaba logrando.

—¡Maricón hijo de puta! —le gritó furioso, aprovechó que la adrenalina corría por su organismo y corrió hacia él.

Harry escuchó la voz de Louis gritarle, vio que éste se había salido de la casa y se dirigía hacia él. Retiró a Felicite rápidamente del abrazo y posteriormente sintió el impacto un cuerpo con tanta fuerza contra el suyo que terminó en el suelo que estaba cubierto de pasto húmedo.

Sintió cómo un puño impactó contra su nariz una y otra vez hasta que la sangre comenzó a brotar. Harry sintió un fuerte dolor. Louis se puso encima del pecho de Harry para seguir golpeándolo y para hacerle daño.

El daño físico que éste sufriera, se aseguró Louis, lo sentiría como el daño emocional que Harry le estaba provocando.

—¿Qué más quieres de mí? —le preguntó con dificultad gracias al esfuerzo que estaba haciendo mientras sus puños volaban hacia su cara— Te lo has llevado todo, mi hermana —un golpe—, mi mejor amigo —otro golpe—, y ahora has destrozado a mi única familia. ¿Qué más te tienes que llevar para verme tan miserable cómo lo deseas? ¡¿Qué?! —las lágrimas de Louis comenzaron a aflorar en sus ojos.

Detrás del arcoíris ||L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora