||Capítulo 7.

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Doncaster, Reino Unido.

La iglesia estaba llena hasta el tope como era de esperarse cada domingo. Eleanor, Louis, Fizzy y sus padres (Joanna y Troy) se encontraban en una de las primeras bancas que estaban más cerca del padre que oficiaba la misa y escuchaban atentos el evangelio.

Felicite Tomlinson era la hermana menor de Louis, tenía quince años y llevaba la vida normal de una estudiante en la preparatoria en Doncaster. Era el orgullo de la familia, sus padres siempre alardeaban de ella con sus vecinos y la presumían siempre. Al contrario de Louis, Fizzy siempre había sido querida y adorada por su padre. Era una adolescente completamente perfecta según Troy; inteligente, hermosa, orgullosa y muy fuerte, tenía un carácter muy fuerte.

Sin embargo, Felicite sabía que todo eso sólo era una máscara en la cual esconderse, ella era valiente en algunas ocasiones y sabía soportar con fuerza las consecuencias de sus acciones. Pero constantemente se escondía dentro de su caparazón de hija perfecta, porque ella tenía un secreto, un secreto que debía mantener lejos de su familia. Algo que sus padres siempre habían rechazado y que ella sentía justo en ese momento.

El único defecto de la chica era que tenía la capacidad de amar, y se había enamorado de una ella y no un él.

Fizzy se removía nerviosa en su asiento mientras el obispo leía, los padres de ambos y Eleanor arrugaban sus ceños en signo de concentración al leer. Louis simplemente veía todo tras sus ojos azulados y escuchaba con atención. El padre estaba hablando justo en ese momento explicando el evangelio acerca de los pecados del deseo carnal entre personas del mismo sexo, específicamente: la homosexualidad.

Louis escuchaba cómo el padre decía que ese llegaba a ser un pecado mortal, que dios odiaba todo pecado y que sólo había un lugar a donde ellos podrían ser aceptados, ya que se habían desviado del camino. El chico castaño arrugó la frente y un pensamiento fugaz cruzó por su mente mientras el padre hablaba, ¿acaso todos los ''homosexuales'' no entrarían ''el reino de los cielos''? Desechó el pensamiento completamente y siguió escuchando. Su mente parecía querer llevarle la contraría y mientras veía el altar se imaginó a todas esas personas sufriendo eternamente...

De verdad no quiso pensar en eso, se rehusó a pensarlo pero pensó en él. Fue algo instintivo y fugaz, pero de pronto se vio a sí mismo tres meses atrás. La última vez que vio a ese chico en el callejón y le dio lástima, lástima porque él jamás podría ser amado por Dios. Esperen un minuto ¿lástima? ¿por él? ¿por qué? Él se lo había buscado, irse al infierno era lo más apropiado para él, que se pudriera. Él era un desgraciado imbécil, igual que todos sus acompañantes.

Alzó la vista hacia el techo de la iglesia y vio una pintura enorme de Jesús con los brazos abiertos en plena resurrección, su halo lo vislumbraba y miraba hacia ellos con gestos de piedad. Si era capaz de perdonar a los asesinos, ¿sería capaz de perdonar a un homosexual?

El folleto de Louis comenzó a llenarse de frases contra la homosexualidad según la biblia: ''Por eso, Dios los entregó también a pasiones vergonzosas: sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por otras contrarias a la naturaleza''. '' Del mismo modo, los hombres dejando la relación natural con la mujer, ardieron en deseos los unos por los otros, teniendo relaciones deshonestas entre ellos y recibiendo en sí mismos la retribución merecida por su extravío.''

El chico castaño se sintió asfixiado por tantas frases y sintió terror, terror verdadero por todos aquellos que se metían con personas de su mismo sexo, pareciese que después de morir sufrirían la furia de Dios por desobedecerlos. Y terror de sí mismo, porque muy en el fondo sabía la razón por la cual su padre Troy le había rechazado tantos años.

Detrás del arcoíris ||L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora