Sin Zayn que lo defendiera y le dijera que lo quería cada día, su vida no tenía sentido. Quería reencontrarse de nuevo con él y decirle que también lo amaba y que lo extrañaba.

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Harry caminaba por las extrañas calles de Mullingar completamente confundido y algo desesperado, había rodado por los alrededores del aeropuerto en busca de un taxi o de una parada de autobús y jamás había encontrado una. O quizá no conocía el aspecto de los taxis y se había confundido. Harry era muy despistado.

Con algunas instrucciones de desconocidos que se habían cruzado en su camino se encontraba (milagrosamente) a unos cuantos minutos del centro de la ciudad para poder llegar al hotel y hospedarse. Realmente no había tenido que caminar demasiado, pero sí estaba algo cansado.

Se detuvo y cuando estuvo de cruzar la calle, escuchó un pitido y un coche pasó rozando a su lado, mientras sonaba el claxon advirtiéndole que se hiciera para atrás. Sobresaltado dio un saltó y arrastró con rapidez su maleta hasta la seguridad de la banqueta.

No podía cruzar la calle porque era una avenida, estaba repleta de coches que pasaban rápidamente en ambos sentidos, así que tendría que caminar más y subirse al puente para llegar al otro lado. O podría intentar cruzar y terminaría aplastado.

Su maleta pesaba un poco así que empleaba fuerza para jalarla por la banqueta irregular, a veces se atoraba en algunas grietas y otras se detenía a causa de que una llanta se había quedado atrapada en un agujero del suelo.

—Vamos, joder... —susurró algo cansado de tanto destrabar su maleta.

Por fin llegó su alivio al ver que no habían escalones para subir el puente peatonal, si no una rampa. No tendría que cargarla y sudar hasta llegar a arriba, genial. Ya se había estropeado el peinado y la ropa, y realmente no eran cosas importantes.

Subió y zigzagueó para poder subir, el puente estaba pobremente iluminado pero aún así veía bien. Comenzó a caminar y lo vio todo con más claridad, allá a lo lejos casi al otro lado del puente se podía ver una figura entre las sombras.

No se le hizo nada raro, hasta que se acercó y pudo ver que ésta persona era un chico con ropas sucias y cabello rubio. Inclusive hasta estuvo a punto de saludarlo cuando el chico con un rápido movimiento se encontró del otro lado del barandal.

Comenzó a caminar rápidamente hacia él, aterrado.

Iba a saltar al vacío, específicamente a la avenida.

Se iba a aventar... se iba a matar... Harry abrió mucho los ojos asustado, soltó su maleta y echó a correr tras el chico. No. No lo podía permitir. Ya había visto demasiados suicidios y no podía permitirse uno más. No después de lo que le había pasado a Gemma, a su hermana.

No después de tanto.

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Niall sintió el aire que provocaban los coches al ir tan rápido de un lado a otro, cerró los ojos ansiando su muerte, quiso ver toda la vida en la oscuridad de sus ojos como en las películas, y sin embargo sólo pudo ver el rostro de Zayn detrás de sus párpados.

Claro, Zayn había sido su vida.

Había sido porque en ese momento estaba a punto de acabar con ella, sabía que el suicidio jamás podría ser una opción pero no veía otra salida porque no había otra. Le haría compañía a Zayn y esta vez nadie los separaría, ni siquiera sus padres, ni siquiera Dios. Se despegó por completo de la barandilla y se lanzó al vacío.

Esperó el impacto con los ojos cerrados, esperó que sus pies tocaran la tierra y morir... Pero en cambio sintió el agarre de algo que lo detenía fuertemente por las muñecas impidiendo que cayera. Lastimándolo con el brusco movimiento.

Detrás del arcoíris ||L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora