Capítulo 22: Volar y caer

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Kate:

Adele, Luis Fonsi y yo nos convertimos en el trío inseparable, ellos venían conmigo donde sea que estuviera, cada vez que tenía la oportunidad mis audífonos ya estaban en mis oídos diciéndome que me acompañaban en mi dolor. Alguien me había dicho que no hay nada peor que escuchar música triste cuando tú estás triste, qué falsedad... ellos me entendían y eso me ayudaba a no sentirme sola en esto.

Es ahora que entiendo esa frase que dice: "La ausencia de alguien puede quitarte las ganas de todo". Yo no tenía ganas de ser o hacer algo...

No era libre, era esclava de mi depresión. Cada vez me hacía la misma pregunta: ¿Si nos hubiéramos conocido en otras circunstancias nos hubiera ido mejor? Tal vez no, tal vez sí... por ahora debía de conformarme con lo que sabía y con lo que tenía.

Sam había regresado de su misión hace dos semanas, pero no fui al aeropuerto. El día que lo relevaron, él fue a tocar el timbre de mi casa.

Yo estaba pasando por tantas cosas, y no tenía con quien compartirlas... Anahí y Nora habían salido a sus respectivas misiones, y yo no tenía más amigos en quien confiar, por eso lo dejé entrar.

Habíamos salido casi todos los días desde su regreso, su intención era distraerme para que no esté encerrada en casa todas las horas libres que podía reunir, aunque ahora que me había decidido entrar a la universidad eran muy pocas. Pero ya no me sorprendía verlo fuera de la facultad esperándome en el carro, o fuera de la casa antes de ir a la Iglesia, o ver algún mensaje suyo cuando prendía la computadora. Pero aun así necesitaba deshacerme de mis sentimientos para poder sentirme libre.

Al menos en la Iglesia ya nadie me pregunta por él, pero yo sé que tampoco ven con aprobación que este saliendo con Sam, no en plan de pololear, pero han de pensar que lo estoy utilizando... al menos eso es lo que me dice la mirada de su mamá cada vez que nos ve entrar juntos a las reuniones en la capilla.

—¿Sabes que este viernes va a estrenar una película? Me han dicho que es muy buena... que está basada en un libro, a lo mejor lo has leído ya. —Dijo como si nada cuando nos sentamos en la última fila.

—Este viernes no puedo, tengo examen el sábado en la mañana y es mejor que me ponga a estudiar si no quiero bajar las calificaciones.

—¿De qué es el examen? —En serio parecía que quería pasar conmigo todo su tiempo libre.

—De matemáticas.

—Puedo ayudarte a estudiar si quieres, hace dos años que no he tocado un libro de matemáticas, pero de algo me he de acordar.

—¿De verdad? —En lo que a matemáticas se refiere, yo necesito toda la ayuda que pueda reunir.

—Obvio, no será problema. ¿Pero para cuando crees que podemos dejar la película?

—¿Para el sábado en la noche?

—El sábado en la noche entonces —me dijo con una sonrisa.

Él había cambiado mucho desde la última vez que lo vi, lo noté durante las llamadas en navidad, pero el impacto fue más fuerte en persona. Físicamente es el mismo, alto con el cabello despeinado y ojos cafés, pero éste Sam es más maduro, más centrado, más seguro de lo que quiere de la vida.

—Hey, vamos, ya se acabó la reunión. —Me dijo interrumpiendo mis pensamientos.

—Sí.

Como de costumbre a veces los que conocían lo que había pasado conmigo me veían fijamente esperando que me derrumbe en cualquier momento, pero cuando mi mirada se cruzaba con la suya, les regalaba una sonrisa... de esas que he practicado por años, porque sobreviviré, de alguna manera, siempre lo hago.

A Mormon Love StoryWhere stories live. Discover now