Capítulo 9: Mi sueño hecho realidad

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El día en el trabajo fue bastante largo, casi no tenía qué hacer, pero fue suficiente para que mi jefe me preguntara mientras caminaba por el pasillo:

—¿Por qué estás tan contenta? —Hasta ese momento no me di cuenta de que había pasado casi todo el día cantando, la misma canción de Luis Fonsi, y con una sonrisa de oreja a oreja.

—Por nada —le mentí— y seguí sonriendo, no me aguantaba esperar hasta las 5 para salir.

¿Qué estará haciendo ahora? ¿Le habrá contado a alguien de nosotros? Creo que mi cara se puso de todos los colores porque Mili, mi compañera de escritorio me preguntó si me sentía bien.

Cuando llegó la hora de salir, ya tenía mis cosas listas solamente estaba esperando el reloj para marcar la tarjeta y salir cual cohete.

Llegué al templo media hora antes de lo que habíamos acordado, y me molestaba tener que esperar a que llegaran, pero me llevé una sorpresa al ver que ya estaban allí.

—¡Hola! —me dijo él desde lejos poniéndose de pie.

—Hola —me acerqué a él y a Anahí que estaban sentados cerca de la puerta principal— ¿por qué han venido tan temprano?

—Thiago estaba desesperado por llegar, por eso hemos salido antes —me respondió Anahí con una sonrisa.

Se acercó para saludarme con un beso, y cuando me di cuenta de que iba a ser en la boca, giré la cara y él se quedó en el aire; no supe si Anahí se dio cuenta o no, pero para evitar cualquier sospecha, me acerqué a ella y también le di un beso en la mejilla, pero ella me sonrió. ¿Le habrá contado a ella lo que pasó anoche? Él me miró con sospecha, esperaba con todas mis fuerzas que haya entendido el mensaje, y que esto no me creara un problema después cuando estemos solos.

—¿Y tenemos que esperar hasta las 6 para que nos dejen pasar? —Les pregunté mientras me sentaba como si nada hubiera pasado.

—Sí —me respondió él sentándose a mi lado— no falta mucho —dijo intentando poner su mano encima de mi mano, mano que yo disimuladamente retiré.

—¿Anahí? —Preguntó él sin mirarme— ¿Cómo está tu nivel de inglés?

—Cero, y creo que descendiendo —se rio ella.

—¿En serio? ¿Y no le interesa aprender antes de que vaya a su misión? Si sabe algo de inglés podría servir una misión en los Estados Unidos. —Siguió insistiéndole.

—No, nunca fui buena aprendiendo idiomas.

—¿Y Kate? ¿Cómo está tu inglés?—Preguntó sin mirarme.

—Bien —respondió Anahí por mí— Cada vez que la veo con un misionero gringo están hablándose en inglés.

—¿En serio? ¿Y yo puedo hablarte en inglés también? —me preguntó en inglés.

Ah, ¿ahora sí podía mirarme?

—No es necesario —le dije en español, me daba un poco de vergüenza que me escuchara hablando en inglés, a mi perspectiva mi pronunciación sonaba mejor en mi cabeza de lo que en realidad salía de mi boca.

—¿Por qué no? —Siguió insistiendo en hablar en inglés— Hay algo quiero preguntarte y al parecer tengo que usarlo porque, según veo, tú no quieres que ella sepa de nosotros. Porque sí hay un nosotros, ¿verdad?

—¿Qué está diciendo? —Me preguntó Anahí.

—Me está regañando porque no quiero hablar en inglés, dice que necesito practicar.

Lo miré y tomé aire para poder calmar mis nervios y mis tiburones, traté de concentrarme y hablar el mejor inglés que tenía en el repertorio.

—Obviamente sí hay un "nosotros". Sólo que lo he pensado y he decidido que hay cosas que quiero reservar sólo para nosotros, sólo tú y yo. Ellos nos necesitan saberlo todavía.

A Mormon Love StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora