Capítulo 13: La reunión y otra Dolly

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-Bueno ¿Y? -Le pregunté ya que me di cuenta de que no iba a seguir.

-Es el cumpleaños de Nora, y Maite llamó para que vayamos a comer pastel.

Así que fue Maite quien llamó, hice bien en hacer que no dijera que andábamos los dos solos. En Anahí podía confiar en que notaría algo y se quedaría callada, pero con ella no estaba tan segura.

-Cierto, el cumpleaños de Nora, pero juro que no puedo comer un grano de arroz más porque explotaré y tendrás que recoger mis pedazos -escuché su risa, y eso me llevó a otro dimensión donde era completamente feliz, donde no existían nadie más que nosotros. Apreté un poco más el agarre de mi mano, y él hizo lo mismo.

-Yo tampoco. -Me di cuenta de que ya estábamos bastante cerca- Me apena lo que va a pasar mañana.

Yo no era la única vulnerable a la llegada del últimos día, y aunque eso no era nada por lo que alegrarse, me daba esperanzas... no tenía sentido de que alguien como él estuviera enamorado de mí, pero si así era, yo no era quien para desperdiciar esa oportunidad, y si él sentía la mitad de lo que decía, regresaría, y la era negra de mi vida acabaría para esperar la llegada del amanecer.

-Sí, pero no pensemos en eso. -Dije para infundirme valor, más a mí que a él.

-Quisiera pasar toda la mañana contigo, pero... ya sabes.

-¿De qué estás hablando?

Ahora sí que no tenía nada que ver con la despedida. Me miró confundido.

-Mmm, no te lo dije, por lo que pasó en los jardines se me olvidó, esta noche me quedo yo con el carro, pero mañana en la mañana tengo que ir a ver a Ethan para llevarlo a la Iglesia, y quedarme con él porque van a hacer un devocional y vamos a cantar.

-¿En otra estaca?

-Sí.

-¿Y no puedo ir? -Soné un poco desesperada, no me importó.

-¿Quieres? -Me dijo sonriendo con toda su cara.

-Obvio. -rodé los ojos involuntariamente- Oye, ¿cómo has podido llegar? Cuando vi que tu ibas a conducir, pensé que me preguntarías todo el tiempo por donde ir... me preocupaba que yo nos hiciera perder...

-Tengo buen sentido de orientación -me dijo mientras estacionaba el carro junto a la acera de la casa.

-Y hay algo que no sea bueno en ti -pregunté sarcásticamente.

-Mucho. Sólo espero que cuando lo veas no te espantes -me dijo acariciando mi mejilla.

-Nunca-le dije con seriedad mirándolo mientras desabrochaba su cinturón.

-Sólo recuerda lo que has dicho. -su tono de voz cambio completamente, eso no era bueno.

Maite golpeó la ventana de mi puerta, y di un brinco ante el ruido repentino.

-¿Qué hacen? Ya salgan que sólo los estamos esperando a ustedes. -Dijo abriendo la puerta de mi lado.

Thiago, salió y me tomó un momento más porque se había atorado mi cinturón de seguridad.

Adentro de la casa ya se veía lo festivo, caminé detrás de ella, y Thiago detrás de mí y antes de entrar llegar hasta el salón y que todo el mundo nos viera, él tocó mi cabello, y pasó el dorso de su dedo por mi cuello; me preocuparon esas atenciones, ¿era por la despedida que se acercaba? Sus ojos eran una cueva profunda, tenía tristeza, pero no determinaba por qué.

Apenas atravesamos la entrada al salón, él cambió, estaba sonriente, pero sólo su boca, sus ojos eran los mismos. Saludamos a todos y me di cuenta de que Vania estaba allí, y también una prima de las chicas, a quienes noté porque apenas atravesó él la puerta, sus miradas fueron directamente hasta donde estábamos aun parados. Sucias.

A Mormon Love StoryWhere stories live. Discover now