Capítulo 10

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Clarissa

Después del partido, Christian y yo fuimos a cenar. A él le encantan las hamburguesas y yo adoro la pizza, así que prácticamente no sufríamos por el lugar.

Mientras comíamos no podía dejar de preguntarme ¿qué bicho le picaría a Daniel?

Cuando terminamos de cenar, llegó la hora de saber el por qué de la felicidad de mi amigo, y la de olvidarme por un momento de mis problemas con Daniel.

Así que mientras me acompañaba a mi casa, íbamos platicando.

—Ya dime qué te pasa Chris...

—Solo soy feliz, ¿es malo que sea feliz?

Lo miré con los ojos entrecerrados, nunca resistía esa mirada. Y como lo suponía, bajó la cabeza.

—Creo que...como que tengo novia Clary...

Abrí los ojos sorprendida, no tenía idea de que a mi amigo le atrajera alguien. Me sentí muy culpable, siempre era todo yo, mis problemas, mis alegrías, mis tristezas...siempre yo. Era una amiga muy egoísta.

—¿Y por qué no la invitaste?

—Necesitaba decírtelo primero —Christian sujetó mi mano con algo de fuerza.— Eres como mi hermana, y quiero que todo vaya bien entre ella y tú. También sé que primero debo prepararte, sé lo difícil que eres cuando recién conoces a alguien.

Me solté a reír, me conocía tan bien.

—Dime quién es...anda.

Christian levantó la mirada al cielo y pude notar que estaba muy nervioso. Eso también me puso nerviosa a mí, esperaba que no me dijera que se trataba de Jessica.

Espera... ¡No podía ser ella! Ella era novia de Daniel.

¡Y el tema Daniel regresó a mi cabeza!

Felicidades Clary...

Christian carraspeó y tuve que volver al planeta Tierra.

—Estabas muy lejos de aquí rojis, ¿en quién pensabas?

—¿No deberías preguntar en qué pensabas?

—Nah, por esa mirada era un quien.

—¿No me ibas a decir quién es tu novia?

Christian volvió a reír, conocía todos mis trucos para evadir temas. Pero no presionó, por eso lo quiero.

—Es Guadalupe.

—¿Guadalupe? —por más que trataba de recordar, no podía dar con ninguna Guadalupe...a menos que...— ¿El chico del taller?

Christian abrió la boca sorprendido y palideció.

—¡Claro que no!

—No conozco a ninguna Guadalupe más que al chico del taller...

Christian tomó su teléfono celular y revisó su contenido un momento. Después me pasó el aparato. Y me di cuenta de que sí la conocía.

—Ah, vaya...

—¿Realmente crees que soy gay?

Negué con la cabeza, esto de no tener memoria para las personas que no me interesaban no era bueno. Puse mi mejor cara de arrepentimiento y lo tomé de la mano.

—Es solo que sabes que no soy muy fijada en cuanto a las personas que me rodean, a menos que sean malos conmigo o me agraden... Lo siento.

—Tranquila tonta, no pasa nada. Vamos a tu casa, debes dormir temprano, mañana tienes una cita.

Preferí no decir nada, tampoco habría servido de mucho. Al llegar me bañé, aún sentía el sudor de Christian en mí y después de ponerme el pijama, y me dormí.

Al día siguiente, temprano para ser domingo, mi mamá vino a despertarme.

—Clarissa, ¿Por qué no me dijiste que saldrías desde temprano?

—Porquenoteníaplaneadosalirtempranomamá —dije contra la almohada.

—No te entiendo hija...

—Quierodormirmamáesdomingo —volví a murmurar.

—Hija, un muchacho está aquí.

Levanté mi cara de la almohada y miré a mi mamá.

—Dile a Christian que estoy feliz por él pero que me deje dormir...

—No es Christian, es ese muchacho con el que me dijiste que tenías una cita hoy.

Me levanté como un resorte, tan rápido que espanté a mi mamá.

¿Qué demonios hacía Daniel en mi casa antes de las diez de la mañana?

Ese chico sería mi muerte.


Y te vi... [Editando]Where stories live. Discover now