Capítulo 4

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Capítulo 4

Clarissa

Después de ese encuentro tan chusco y desagradable, me llevé a Chris a caminar. Debía calmarme, detestaba a Jess, era la primera persona que casi era odiada por mí. Respiré hondo, una, dos hasta tres veces.

Chris me dejó calmarme, no había nadie que me conociera más que él. Agradecía su existencia en mi vida. Era mi ancla.

—¿Más calmada?

—Eso creo...

Chris me hizo levantar la cabeza, me miró fijamente a los ojos.

—¿Qué pasa entre tú y Daniel?

Di un paso atrás, otra vez de manera involuntaria.

—Nada, ni siquiera sabía que me conocía —dije entrecerrando los ojos.— Debe ser cosa de Rafael, sabes que son amigos. Y siempre está tratando de molestarme.

Christian asintió, pero no lucía muy convencido. Seguimos caminando tranquilamente, hasta que se hizo hora de comer. Él se fue rumbo a su casa y yo estuve toda la tarde con mi mamá. Al anochecer llegó mi padre, siempre llegaba terriblemente tarde de trabajar.

Al no haber nada listo para la cena, decidí que sería mejor salir a buscar algo. Ya estaba oscuro, eran poco más de las 9 de la noche y algunas tiendas ya estaban cerrando.

Iba tranquilamente caminando sin mucha prisa, delante de mí caminaba un hombre.

De repente éste se dio la vuelta y no pude evitar caer al piso. Levanté la cabeza al mismo tiempo que el bajaba la mirada.

Daniel.

Di una ligera inclinación de cabeza mientras él me ayudaba a levantarme. ¿Es que estaba en mi destino chocar con él?

—Otra vez tú —dijo sonriendo con pesar.

Sacudí mi pantalón y sin mirarlo asentí. Traté de rodearlo para seguir mi camino, pero no me lo permitió.

—No me contestaste hace unas horas.

Lo miré a los ojos, sorprendida. Era mejor hacerse la loca.

—No sé de qué hablas y si me disculpas...

—Precisamente era eso, tu disculpa —dijo asintiendo.— No creo que no lo recuerdes, me han dicho que tienes muy buena memoria.

Entrecerré los ojos, así que sí era cosa de su amigo. Mira que no tenía vergüenza el canalla ese, pero... ¿Daniel se prestaría para eso? Nunca lo habría creído de él. Fruncí el ceño. No sabía que pensar.

Mejor darle tiempo al tiempo. Eso decía mi papá. No me mataría pasar un rato con él, ¿verdad? Si era demasiado aburrido, tedioso o grosero; simplemente le hablaría a Chris y ya.

Él me estaba observando, de una manera que me llenó de nervios. No supe distinguir si era bueno o malo, pero no me gustó como me sentí.

—Acabas de chocar conmigo, de hecho tú me tiraste al piso... ¿No crees que estamos a mano?

Daniel hizo un gesto y bajó la cabeza.

Para levantarla casi de inmediato, sonriendo.

—Te lo pedí antes de chocar contigo y tirarte al suelo. Me debes una respuesta.

Su sonrisa era confiada, levanté las cejas, pero su actitud no cambió.

Era demasiado, era tarde, debía ir a la tienda y después volver a casa. No tenía tiempo para estas cosas raras. Me solté de su agarre y dándole unas palmaditas a su mano di un paso atrás.

—De acuerdo, saldré contigo el domingo, ahora debo irme.

Sin dejar que me volviera a sujetar salí corriendo, escuché que me grito algo pero no me detuve. Esto se había pasado de extraño. ¿Desde cuándo deseaba él salir conmigo?

Al llegar a casa, seguía pensando en eso. No lo pude apartar en toda la noche. No entendía nada y eso era aún más intrigante. Pero como todo lo que me causaba intriga, lo investigaría y así conocería las verdaderas intenciones de Daniel. Esperaba que no hubiera desilusiones, nunca lo había tratado como amigo, pero no tenía una mala opinión de él.

Rogué por que eso no cambiara. Nunca era malo tener un nuevo amigo. Al menos eso espero.

Y te vi... [Editando]Where stories live. Discover now