Capítulo 16: Feliz cumpleaños mi vida

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Capítulo 16: Feliz cumpleaños mi vida

Eran las diez de la noche.

Fran tuvo que aparcar el coche descapotable azul en doble fila justo delante del portal de mi casa.

Al final no habíamos ido al cine. Como predijo mi amigo Nico solamente habíamos podido hacer una cosa productiva en todo el día, aunque repetidas veces... Para ser exactos, en mi caso, cuatro veces y, en el suyo, cinco pero, es normal, el Amo siempre sale ganando.

El mayor apagó el motor y me miró con esa preciosa sonrisa de dientes blancos y perfectos que me hacía temblar.

Yo arqueé mis labios tontamente intentando imitar una sonrisa como la suya.

Tragué saliva cuando se arqueó para poder estar más cerca de mí.

Nuestras narices se rozaban. Podía sentir su dulce aliento en mis labios e invadiendo mis fosas nasales con su olor a hierbabuena.

Entreabrí mis labios y noté como su lengua los lamía de una forma muy suave y caliente.

Mis manos se agarraron con fuerza a su camisa mientras el susurraba bajito: Quieto.

Yo permanecí en mi misma posición. No moví ni un músculo, cuando su lengua se introdujo en mi cavidad mientras nuestros labios se aprisionaban con delicadeza.

Sus movimientos rápidos y súper eróticos hicieron que mi boca empezara a reaccionar intentando seguir frenéticamente el ritmo de su invasor.

No recuerdo bien como siguió la cosa. Solo que, de repente, noté como el asiento se reclinaba hacia atrás al máximo de lo posible.

Mis mejillas se enrojecieron al sentir su erección contra mi muslo.

Sus manos bajaron rápidas por mi torso hasta llegar al borde de mis pantalones, donde desabrochó el botón, haciendo que mi corazón se desbocara en mi pecho.

Me separé como pude de sus besos mientras él seguía bajando la cremallera.

-Espere señor. Estamos en la calle... en el coche... en frente de mi casa...

Fran introdujo su mano en el interior de mi ropa y un pequeño gemido se escapó de mis labios, haciendo que el anterior ruego perdiera toda su fuerza.

El rubio sonrió complacido comenzando a masturbarme mientras besaba mi cuello.

Tapé mi boca con una de mis manos para evitar que los ruidos incontrolados pudieran escucharse.

-No hagas eso, quiero oírte.

Yo me puse más rojo todavía.

-Afuera también podrán escucharme y verme.

-No pasa nadie por esta calle, además no podrán verte los cristales son tintados ¿recuerdas?

¿Cómo quería que pensara en ese detalle en un momento así?

Yo continué con la boca tapada y, entonces, él paró su delicioso movimiento arriba y abajo.

Mis caderas se movieron, sin permiso, lo que llevó a mi señor a apretar con cierta fuerza mi glande.

Un pequeño gritito que mezclaba dolor y placer se escapó de mis labios, estrellándose contra la palma de mi mano.

-Haz lo que te ordeno o si no... Te castigaré.

Un suave calor inundó mi vientre al mismo tiempo que mi columna temblaba levemente.

Destapé mi boca y él lamió mis labios de nuevo.

Amor de Látex, Caucho y GomaWhere stories live. Discover now