Capítulo 2: Un poco de chocolate al año no hace daño

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Capítulo 2: Un poco de chocolate al año no hace daño

Mis padres llegaron algo más tarde de las nueve y me encontraron tirado en el sillón con Susana dormida sobre mi pecho.

En la tele ponían una reposición de "Sin tetas no hay paraíso" y no hay nada en el mundo que dé más sueño que eso... y, aun así, no había nada mejor.

Apenas me había dado cuenta de que hora era.

Habíamos estado hablando toda la tarde y, luego, habíamos pedido algo de comida china.

Las tardes con Sussi siempre eran así, relajadas... bueno, excepto cuando estábamos teniendo sexo...

Ya sabéis que eso no tenía nada de relajado.


-Hola- saludó mi madre- ¿Ha llamado a su casa para decir que iría más tarde?

-Sí, mamá no te preocupes... En realidad ¿podría quedarse aquí?

-No se... ¿Ana está de acuerdo?

-Sí.

-Pues entonces está bien. ¿Es que estáis juntos otra vez?- preguntó mi madre con algo de ilusión en los ojos.

-No, solo es una amiga- contesté con pesadez, estaba harto de repetir lo mismo una y otra vez.

-En mi época si un chico invitaba a una chica a su casa y no se acostaba con ella significaba que era gay- dijo mi padre que acababa de entrar al salón con ropa de pijama.


Puse los ojos en blanco y resoplé.

A veces, me entraban ganas de gritarle: ¡Pues hoy me la he tirado!

Pero, después, recapacitaba y recordaba que mi Ama me castigaría muy severamente si hiciera eso.


-Sergio, por favor, no digas eso- le riñó mi madre mientras acariciaba mi cabello- Mi pequeño no hace esas cosas ¿verdad?


Yo le contesté con una amplia e inocente sonrisa.


-¿Ves?- dijo mientras salía del salón.

-Si claro...


Mi padre cogió el mando y puso una de esas tertulias de fútbol que yo tanto odiaba. Luego se sentó en su sillón favorito, poniendo los pies sobre la mesa de café.

Tomé a Susana del hombro, zarandeándola sutilmente para que despertara.

Ella abrió sus ojos verdes con lentitud y, al toparse con los míos, sonrió.


-Venga bella durmiente.

-Ya...


Se incorporó en el sofá, mientras se atusaba el pelo con los dedos.


-¿Qué tal señor Martínez?

-Genial Sussi ¿y tú que tal?- contestó mi padre con una sonrisa de oreja a oreja, ella era la única persona con la que sonreía.

-Muy bien.

-Llevabas mucho tiempo sin venir... Este bueno para nada ya te estaba echando de menos.

-Papá...- dije molesto.

Amor de Látex, Caucho y GomaWhere stories live. Discover now