Amor de Látex, Caucho y Goma

Capítulo 10: Quiero saber más de ti.

Capítulo 10: Quiero saber más de ti

La clase de lengua acababa de terminar y el timbre del final sonó estrepitosamente despertándome por completo.

Sí, me había quedado dormido. Me pasaba con más frecuencia de la que me gustaría admitir pero me pasaba.

Esa semana aprovechando que no podía salir me dediqué a estudiar los exámenes que tendría a la semana siguiente. Y yo soy una de esas personas que estudia mejor por la noche, cuando hay más calma y silencio.

Aunque eso tenga la desventaja de estar dormido al día siguiente.

Nico se sentó en frente de mi sitio con un libro de francés entre las manos.

Su pelo largo estaba recogido en una especie de mezcla entre moño y coleta medio desecha en la que traía clavados dos bolígrafos. Uno rojo y otro azul.

-A ver dime el verbo avoir- dijo con autosuficiencia.

-A mí no me líes que yo ya no estudio esa mierda- contesté enfadado.

-Vale, tranqui- dijo mientras se apoyaba en mi mesa- Como se nota que te hace falta un buen polvo.

Yo le pegué una patada por debajo de la mesa mientras él se reía de mí.

Hacía ya cinco días desde que Fran me dejara a medias después del duro castigo y, la verdad, era que estaba que me subía por las paredes.

Masturbarme no era suficiente.

Hablar por móvil no era suficiente, quería verle, quería besarle, tocarle, pedirle que me amordazara, que me atara con cadenas tal vez o lo que a él se le ocurriera.

Dios santo.

Así me pasaba todo el día. Divagando de una idea pervertida a otra y mis padres diciéndome que por mucho que rogara de salir el sábado o el domingo nada.

Estaba empezando a volverme loco por completo.

-Oye Nico ¿tú tienes algo que hacer esta tarde?

-Oh no... de eso nada. Que tú te tengas que quedar de sequía encerrado en tú casa no significa que yo también tenga que enclaustrarme.

-¡Joder! Esto es una mierda. Mis padres están súper testarudos y Fran tiene una fiesta en el pub que inaugura un amigo suyo y no puede faltar... Si Sussi estuviera bien conmigo seguro que se vendría a mi casa con unas pelis y una montaña de golosinas. La echo de menos un huevo.

-Cómo eres Carlos... Claro que habría ido a tu casa. Hubiera puesto la peli más tonta del mundo y luego se hubiera quedado embobada mirándote. No puedes pretender que sea como antes porque, entonces, nunca dejará de estar loca por tus huesos.

-Supongo... pero para mí, todo aquello era una relación de amistad perfecta y ahora, de repente, ha terminado para siempre, me duele.

-Ya, lo siento tío. Seguro que también echarás de menos su gran personalidad- dijo mientras hacía un gesto con sus manos sobre su pecho.

Ambos reímos divertidos mientras el timbre que marcaba el fin del primer descanso comenzaba a sonar.

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Estaba tirado con el sofá hablando con Fran por el móvil y con mi madre a la vez.

-Venga por favor, vendré pronto y Fran me traerá en el coche, por favor.

-Te he dicho que no- respondió mi madre.

-Es que mamá es algo especial. Rubén inaugura su pub hoy. Si no voy no podré ver a Fran hoy tampoco.