Capítulo 13: Tatuajes a Juego

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Capítulo 13: Tatuajes a Juego


-De verdad que no entiendo por qué te has puesto eso en el labio Carlitos.

Recogí mi plato vacío y mi vaso para dejarlos en el fregadero.

-Mamá llevamos así tres días ¿podemos dejar el tema?

-Es que mi vida tú estás más guapo sin todos esos abalorios en la cara.

-Sí, yaaa... pero a mí me gustan.

-Bueno... Entonces ¿sales hoy por ahí?

-Sí.

-¿Y cómo te han salido los exámenes?

-Ya te he dicho que bien- contesté terminando de recoger la mesa.

-¿Y a qué hora vienes hoy?

-Supongo que pronto. A las doce y media o por ahí.

-¿De la noche? ¡Qué pronto!- dijo con sarcasmo.

Terminamos de limpiar lo que quedaba en la cocina y salimos al salón, donde mi padre dormía la siesta en el sillón.

-¿Y a qué hora viene Fran a recogerte?

-No he quedado con él, salgo con Susana.

-Ah... Está bien- añadió extrañada.

-Tengo que irme de aquí en una hora, hemos quedado a las cinco y media en el centro comercial.

-¿Y Susana tiene novio?

Yo me quedé pensativo un momento recordando a Esteban y lo que él le había dicho a mi amiga sobre que no iba a hacerse cargo de su bebé. Suspiré.

-No.

-¿Pasa algo con Sussi?- preguntó mi madre.

Podía leerme como si fuese un libro abierto.

-No, no pasa nada- contesté poniendo la sonrisa más convincente que tenía.

Solo que está embarazada...

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-Ooh mira esto...- dijo la chica morena mientras cogía un mini vestidito rosa.

Yo llevaba ya unas cinco bolsas encima.

Alguna vez había salido de compras con Su pero nunca la había visto gastar tal cantidad de dinero.

Casi se había fundido doscientos euros en ropita y zapatitos de bebé. Eso sí, todo de color blanco o amarillo para que fuera unisex.

Aunque, de todos modos, paraba una y otra vez a mirar vestidos y sonajeros rosas.

Le sonreí ampliamente.

-Se nota que esperas que sea una niña...

Ella rió.

-Bueno me gustaría una chica, así la podría peinar y vestirla de princesa.

-Si es chico podrías jugar con él a la play-station.

Ambos nos reímos y entonces dejó el vestido en su sitio para tomarme del brazo.

-¿Vamos a tomar algo?- preguntó.

-Claro pero, algo me dice, que voy a tener que invitar yo.

Susana solamente sonrió para luego arrastrarme hasta la puerta grande de la cafetería del centro comercial.

En la puerta un hombre con un sombrero miraba su teléfono móvil.

Estaba pensando que me resultaba muy familiar cuando, de repente, alguien me dio en la espalda para llamar mi atención.

Amor de Látex, Caucho y GomaWhere stories live. Discover now