𝗢𝗻𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘁𝘀 || 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧

「 19: CADÁVER 」

Aclaración: [Modern AU]

Número de palabras: 1979

Narrado en: Primera persona

Advertencia: Uso de metáforas crudamente seleccionadas que en ningún momento pretenden burlar los problemas depresivos que aquí se manejan.

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꧁ CADÁVER ꧂

La muerte nos acecha todos los días, a todas horas. Es ineludible recibir una visita de ella. Sin embargo, me resulta imposible verla con túnica, guadaña y construida totalmente de huesos oxidados. A mi me parece que si la muerte tuviera un aspecto sería un color. No sé. Quizá sea una gran bola blanca y luminosa que se tiñe del color dependiendo de la persona a quien recoge: las personas otorgan el color al momento de su muerte.

Suelo pensar mucho en la muerte, en la existencia de un más allá, una última oportunidad o en la nada absoluta. Muchas veces consigo satisfacer las preguntas que me surgen con un simple qué importa, no estaré viva para contarlo. Alguna vez, en clase de Filosofía, indagamos en el tema y yo sólo puedo maldecir ese legado. Carta a Meneceo ¿por qué has de ser tan cruel conmigo? ¿por qué no brindar una respuesta aceptable para mí?

Estoy muriendo. Estoy muriendo y nadie, excepto él, parece notarlo. Mi alma se desintegra poco a poco y se funde con las hojas secas, abajo, a oscuras, con los demás bichos. Mi cuerpo sin embargo sigue aquí, presente, a disposición de cualquiera, en esta tierra cruel, inhabitable, ajena, pesarosa.

Pocas veces comparto estos pensamientos con terceros. El único que siempre parece estar dispuesto a oír es él. Solamente él. Por eso he dejado de hablar públicamente de este tipo de cosas, ya que logran entristecer el ambiente. El recuerdo más bochornoso que tengo, que ejemplifica perfectamente a lo que me refiero, data de hace algunos meses, en una reunión de compañeros del instituto.

«Somos jóvenes, la muerte no tendría derecho de fijar su mirada en alguno de nosotros. » Mencionó alguna de las chicas que ahí estaban en aquella reunión. Después, todos brindamos por los momentos felices y por los años que aún nos faltan.

Fue también en esa reunión que me reencontré con Levi.

Aquella vez no nos reconocimos al instante. O al menos yo fingí no hacerlo, porque la vergüenza de presentarme ante él como lo que actualmente soy fue más fuerte que mis ganas de hablarle. Pero él no, él fue directo hacia mí y mencionó mi nombre.

Venas desangradas, cuerpos vacíos, peonías blancas pintadas de rojo, son cosas tan simples y con ningún valor en absoluto para los que ya no están. Pero ¿Qué pasa cuando uno no está cerca de la muerte pero a su vez está lejos de sentirse vivo?
¿Será acaso un muerto viviente? ¿Un cuerpo en estado de putrefacción?

Lamentablemente, no he encontrado respuesta a eso, y claro que me concierne pues es como me siento.
A menudo sueño con un círculo de luz que no parece tener ojos, pies o un cuerpo en sí, pero cuando está frente a mí siento que me mira fijamente. Quiero tocarlo, necesito saber de qué está hecha aquella bola. ¿Será suave? ¿Quemará mis dedos si lo intento? ¿Estará hecha de almas y gritos que alguna vez conocieron la luz del sol?

—Quizás un muerto pueda sentirse desdichado.

Levi voltea a verme sin expresión en el rostro. Ha dejado de leer la ficha que tiene en manos y sólo se concentra en mirarme fijamente desde su sitio. Yo evito hacer contacto visual con él, no porque tema persuadirme, sino porque para poder verlo cara a cara tendría que inclinar la cabeza hacia atrás y eso probablemente me cause dolor en los ojos. Si pudiera pedirles perdón lo haría por canalizar mis malestares hacia ellos, porque siempre resienten el daño de cualquier movimiento brusco que haga y por parpadear con demasiada fuerza para ver destellos morados sobre la pared. Levi no cree que sea posible hacer esto último, pero tampoco mantiene el interés por saber cuando le explico lo que se siente.