「 14: Algunɑ vez 」

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Aclaración: Universo alternativo

Número de palabras: 981

Narrado en: Primera persona

Advertencia: Ninguna.

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Alguna vez:

No somos ni pudimos ser todas las promesas que nos hicimos en nuestras llamadas por la madrugada.

Se acabaron nuestros mensajes de buenos días y buenas noches. He de decir adiós a los ramos de flores que encontraba semanalmente en la mesa de la cocina cuando decidimos vivir juntos; algunas veces había una tarjeta entre las flores que, a pesar de no ser fanático de escribir, se esforzaba en ocultar para que no la notase hasta que él me diera una pista.

Se sentirá tan raro pasar por la cafetería de la quinta avenida y pedir solo mi vaso. Tampoco habrá necesidad de que camine hacia el edificio mayor únicamente para entregarle su pedido de té  con algún postrecillo amargo. Se sentirá raro, también, el llegar a casa y no encontrar la mitad sobre la barra de la cocina.

Alguna vez estuve tan enamorada. Sentí que podía dominar el mundo junto a él y que podríamos vivir así por siempre.
Cuando íbamos por la calle y veíamos a otras parejas discutiendo, prometíamos —cada quien a su modo—, que jamás nos pasaría eso.

Habíamos hallado forma de entendernos y de respetar el tipo de lenguaje de amor que teníamos. O eso quisimos creer, porque a la larga los choques fueron evidentes y las discusiones iban en aumento.

Ambos sabíamos que aquello ya no era sano, pero nos habíamos acostumbrado tanto a la compañía del otro que preferíamos hayar otras "soluciones" antes que irnos.

Entonces, un día, el decidió tomar la iniciativa. Nos sentamos a hablar toda la noche; hubo lágrimas, gritos, súplicas, resignación y disculpas.
Permanecí a su lado desde que se dirigió al cuarto y comenzó a armar su maleta. Ambos estábamos sumidos en un gran silencio. Yo sólo rodaba el dedo anular contemplando la sortija de promesa que me había dado hace mucho.

Nuestro gato también estuvo durante ese tiempo. En realidad yo ya lo tenía desde antes de que viviéramos juntos, pero me gustaba creer que era nuestro hijo.

Cuando terminó de empacar, se giró con pesadez hacia mi. Fue entonces que noté que sus ojos ya no eran los mismos  que conocí en mi época de universidad, sin embargo había palabras como «Lo siento» y «Te quiero» impresos en ellos.

Cuánto desearía saber que fue lo que él vio en mis ojos en ese instante.

Lo acompañé a la puerta, igual en silencio, y entonces habló para dirigirse al pequeño felino que sólo sabía mirarnos confundido.

—Cuídala mucho...

Su voz sólo hizo que la casa se sintiera más vacía.

Después de agacharse a acariciarlo se volvió conmigo y nos miramos fijamente. Por mi parte, he de confesar que esperé que todos los recuerdos que habíamos creado juntos pasaran frente a mí para que, al cerrar la puerta, me fuera más fácil decirles adiós.

Lamentablemente no hubo nada de eso. Sólo pude obligarme a moverme hacia él y, siguiendo tan romántica, pregunté:

—¿Puedo besarte por última vez?

No necesité respuesta, pues él se acercó a mí y nuestros labios se tocaron y se movieron sabiendo que aquello jamás volvería a ocurrir. Sus brazos buscaron los míos y nos envolvimos como solíamos hacer por las mañanas, antes de que comenzaran los problemas.

Cuando por fin nos separamos no hubo tiempo de nada más. Fue como si todo estuviera minuciosamente planeado que él agarrase su maleta, cruzara el umbral y yo cerrase la puerta de un azote, quedando únicamente con el silencio de la madrugada y el llanto que ahogué.


Han pasado casi dos meses y de verdad me gustaría decir que he superado aquello, pero me temo que no es así.

Hace unos días, al pasar por mera curiosidad al edificio donde trabaja, le vi llegar con un ramo de flores. Decidí entonces que, por mi bien, no volvería a intentar cruzar nuestros caminos.

Recién ayer me encontré con la sorpresa, mejor dicho: no encontré que nos siguiéramos teniendo agregados en todos lados. Era un hecho que había salido de su vida y hasta entonces me cuestioné: ¿cuándo él saldrá de la mía?
Cuando nuestros conocidos me encuentran por ahí, se espantan al ya no ver la sortija que antes adornaba mi dedo y, lo que es peor, preguntan que fue lo que pasó.

«Comenzamos a tener distintos ideales». Siempre respondo, no tan convencida de mis palabras, pero al menos parece conformarlos y ya no preguntan más.

Mis amigos siempre están ahí y me han ayudado mucho ahora que atravieso por este duelo. ¿Qué haría yo sin las palabras sabias de Armin? ¿O las bromas de Connie y Sasha? Estaría perdida sin el razonamiento de Mikasa, pero sigue siendo tan difícil y es que ¿cómo no extrañarlo?, si con él reía como si no conociera la gracia y le lloré como si no hubiera conocido la tristeza.

Cuando salgo con ellos y comienzo a ponerme nostálgica, es Eren quien me frena, ya sea con un comentario bobo o una frase que me haga reflexionar. Es gracioso pensar en los dos modos que tiene.

Jean es quien me hace ver que la vida no se puede frenar porque una persona ya no está contigo, al final de cuentas tu mejor compañero eres tú mismo y dice que en mi caso, mientras él y nuestro grupo siga existiendo yo jamás estaré sola...

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Ay, amistades, llevo una eternidad  abriendo wattpad sin intenciones de actualizar y esta vez decidí compartir mi más reciente anécdota para alivianar un poco la triezta que tengo 😿

Pido me comprendan si este escrito no tiene la misma estructura o la misma esencia que los otros, pero tardaré un poco en acoplarme nuevamente porque tengo tantas cosas en mente y ahora que terminó mi ciclo escolar quiero ir narrando cada una de mis ideas en mis diferentes obras 🫶🏼
¡Gracias por leer!

𝗢𝗻𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘁𝘀 || 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧Where stories live. Discover now