「 11: Pırαtαs pt. 2」

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Aclaración: [AU Siglo VI]

Número de palabras: 1706

Narrado en: Tercera persona

Advertencia: Ninguna

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Piratas, parte dos:


—¿Una mujer? —indagó el capitán lleno de sorpresa —¿En un barco pirata?

Ahora la chica lo veía desde abajo, su mirada viajaba de los ojos intrigados de los marinos hasta los del tipo frente a ella. Bufó por lo patético que le pareció que se hayan sorprendido al saber su identidad.

La risa escandalosa de un tripulante intrascendente alarmó a todos, en medio del incómodo silencio que había llenado la atmósfera. —¡Díganme que es una puta broma! —dijo entre carcajadas, se sobaba con la mano el estómago —¿¡Una mujer pirata!? ¡a lo mucho será una prostituta!

Pronto, las risas de los demás llenaron el ambiente. Todos mostraban sus sucios dientes, no creyéndose el hecho de que la fémina pudiera ser la capitana del barco náufrago. Todos, a excepción del capitán Levi, que seguía esperando un mínimo movimiento por parte de la chica. Su mirada severa penetraba los campos apáticos de la joven, cuando ella, aún en el suelo, lo retaba con la mirada.

Y con un apenas audible susurro, formuló: —Agua —con la voz seca y partida.

—¿Qué? —dijo el capitán —Habla fuerte, maldita sea

—Agua —reiteró —¿Podría darme agua?

Las risotadas que antes habían bajado de tono, explotaron una vez más cuando el mismo tripulante que antes había comenzado el barullo, dijo: —Si, claro ¿algo más que desee su majestad?

El hastío que el ruido provocó al capitán denotó en su ceño fruncido, e hizo un ademán al hombre para que se callara. Inmediatamente todos le siguieron.

—Aquí no estamos en tu barco destrozado, no puedes pedir las cosas así por que sí, si quieres algo tienes que pagar por ello. 

La joven capitana lo veía con más furia que antes, y como pudo formuló:

—¿Con qué crees que puedo pagarte? ¡Mírame, no tengo nada!

Aunque aquella mujer temiera lo peor, por el hecho de encontrarse en un territorio gobernado por puros hombres, que creían no servía para nada más que como prostituta, no lo demostró. Ella se mantenía firme y con un aura autoritaria, sabía que tenía que ostentar rudeza.

—Antes de que pienses que quiero de ti alguna asquerosidad —habló nuevamente el capitán —te diré que tienes dos opciones: trabajar aquí como uno de nosotros

La sorpresa en las expresiones de todos era evidente...

—...eso sí, sin paga alguna más que comida y agua limitada, o caminar por la plancha, directo hacia las bestias marinas. Tú eliges.

La joven jamás se había sentido más humillada en su vida. Mira que tener que decidir entre dos cosas que eran de lo más humillantes entre los marinos. 

Estaba en desventaja, lo sabía, pero su terquedad le decía que era mejor morir antes de tener que trabajar para otros. 

Miraba de soslayo a todos en ese barco, mientras, internamente, mantenía una batalla para decidir entre las dos opciones que tenía. Al final pudo decidirse por una, aunque le pesara tanto, no podía permitirse morir y acabar ahí con su historia. Quería honrar la memoria de sus tripulantes fallecidos y de alguna u otra forma, sabía que tomó la decisión correcta.

𝗢𝗻𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘁𝘀 || 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora