CAPÍTULO DIECISIETE

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"No hay nada más grato que encontrar un compañero que te comprenda, con quien puedas hablar de todo lo que te importa, y compartir los placeres y las penas".

Jane Austin, Emma.

Federico Techera

―Está cerrado.

―Maldita sea―se acercó ella y movió la perilla para asegurarse que estuviera cerrado―las llaves están del otro lado. Pero ¿cómo se cerró la puerta con seguro? ―algo en su cabeza hizo click―Santiago―comenzó a golpear fuertemente la puerta y gritó el nombre de su amigo varias veces, hasta que estuchamos su voz detrás.

― ¿Qué pasa?

―Nos quedamos encerrados ¿nos puedes abrir por favor? ― comentó ella, pero sabía y ella también que no nos abriría.

Escuché como hizo ruido con las llaves y movía la manija pero nada.

―No abre la puerta― dijo él.

―Inténtalo varias veces―expresó Lina.

Escuché como hizo eso varias veces.

―No funciona, creo que tendré que llamar a un cerrajero. Lina, voy a cerrar la cafetería, para que no estés con el pendiente porque no hay nadie quien atienda. Ya regreso. Ustedes no se muevan―escuché como nuestro amigo rio detrás de la puerta.

―Como si nos fuéramos a ir a algún lado―comentó ella sarcástica.

Me senté en el suelo de la pequeña habitación, ella hizo lo mismo.

―Es una treta de Santiago― expresé muy convencido.

―Crees que no lo sé. Lo conozco de años, pero ¿por qué nos encerró?

―Yo creo que quiere que hablemos de algo, algo que simplemente no podemos decir de manera natural.

― ¿Cómo qué? Si somos tan transparentes como el agua.

―Por ejemplo, podrías decirme por qué dices que me conoces desde hace 10 años― solté una respiración sostenida.

―Fue un decir. Por la conversación que teníamos― actuó de manera tajante.

―Sí, claro. Te propongo algo, si vos me decís la verdad yo te cuento, como te conocí, porque no fue en verano como vos crees.

Algo en mis palabras le causó curiosidad, porque aceptó.

Extendió su mano para que yo la estrechara, eso hice.

―Te escucho―le dije.

― ¿Recuerdas la anécdota que nos contaste a Santiago y a mí en la noche de chicas? Sobre la chica del bar que te coqueteó, que creías que era fan, pero resultó no serlo y la trataste muy mal.

―Yo nunca dije que creía que era una fan, pero eso fue verdad.

― ¿Cómo lo sabes?

―Yo era esa chica.

―No me jodas.

Sonrió de manera incómoda.

―Después de cómo me trataste me dio tanta vergüenza que salí de ahí en cuanto pude. Mis compañeras de piso, me animaron a hablarle a un chico y ellas te eligieron, ellas sí sabían quién eras y me animaron a ir a hablarte, yo no sabía quién eras, no en ese momento. Después de esa noche te investigué no iba a quedarme con esa espina sin sacar y sí eras un poco famoso. Terminé odiándote,  a causa de ellas, porque grabaron el momento y se la pasaban recordármelo todo el tiempo.

Canciones, libros, películas y otras cosas sobre amor.Where stories live. Discover now