CAPÍTULO DOS

17 2 3
                                    


"Te aviso, te anuncio que hoy renuncio a tus negocios sucios".

Te aviso, te anuncio. Shakira


En mis manos tenía el letrero que colgaría en el ventanal de la entrada. El día anterior, uno de mis mejores empleados renunció para irse a estudiar a la capital y cumplir uno de sus sueños y no lo culpo. Yo también tuve los míos y trabajé en ellos, pero ahora se transformaron en esta cafebrería. Cuando mis padres murieron yo heredé la librería que a ellos tanto les costó levantar, pero con la llegada de las nuevas tecnologías estuvo a punto de quebrar, hasta que se me ocurrió una idea que vi en Ciudad de México, cuando era más joven, entonces mezclé la librería con una cafetería. Tomé clases de barista para poder atender a los clientes, pensé que no lo lograría y aquí estamos años después.

Pegué el cartel y me puse a limpiar y a acomodar las mesas. A los minutos escuché como entró Marian, la chica que me ayudaba.

―Falto un día y ya no tenemos empleados.

Reí

―Marian. Alberto se va a Guadalajara.

― ¿Lo aceptaron en la escuela? ― preguntó muy entusiasmada

― ¿Lo sabías? Siempre soy la ultima de enterarme de las cosas.

―Eres la jefa, claro que eres la última en enterarte de lo que hacemos tus empleados a tus espaldas o cuando tú no estás―rió.

Ella era una chica demasiado directa. Agradable, pero a veces su manera de ser le generaba problemas, incluso con los clientes. Estábamos trabajando en ello.

― ¿Qué te he dicho sobre ser demasiado directa?

―Lo siento. Pero es mi esencia.

― ¿No conoces a alguien que quiera trabajar aquí?

Negó con la cabeza.

― ¿Por qué no le dices a tu amigo Santiago? ―preguntó recargándose en la barra.

― ¿Él ya tiene un trabajo, lo recuerdas? Es tu profesor de historia en la escuela.

Ella estaba estudiando la preparatoria, así que su horario era por las tardes, pero como eran vacaciones de verano, le daba horarios variados.

―Cierto―sobreactuó confundida―Pero está de moda tener dos empleos, ¿no? Además son vacaciones, creo que se debe de aburrir sin hacer nada.

―Marian, también trabaja en el museo municipal dando los recorridos.

―Bueno, un tercer empleo.

Solamente negué con la cabeza.

―Esperemos que alguien reaccioné al letrero. Igual lo postearé en el instagram del local.

― ¿Y solamente contratarás a una persona? ― Marian caminó con rumbo a la bodega, para dejar su mochila.

―Creo que contrataré a dos personas. El negocio está prosperando, así que si llegan varias solicitudes, contrataré a dos, ¿Puedes arreglar las mesas? ―expresé cuando volvió.

Ella asintió, yo me quedé acomodando unos ejemplares que estaban mal acomodados en los estantes. Escuché que sonó la campana de la entrada, pensé que era Alberto, entonces recordé que era su descanso. Me giré y vi que era Don Gustavo, con su tan peculiar acento. Era un señor no más alto que yo, y yo era considerada alta, medía 1.75. Con unos destellos platinados en su cabello que alguna vez fue azabache en su totalidad. Él tenía años viviendo en Lagos de Moreno, pero aún conservaba su acento de su país natal, Uruguay, trabajaba como profesor en una de las universidades, lo conocía desde niña, era un laguense más, porque lo habíamos adoptado.

Canciones, libros, películas y otras cosas sobre amor.Where stories live. Discover now