CAPÍTULO CUATRO

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"Sentado en el banco de aquel viejo bar, yo tímidamente te invito a bailar y tú..."

En un solo día. Morat.

"...Y tú sin consideración rechazándome".

Nunca en la vida. Elyna.

La vida da muchas vueltas y el mundo es demasiado pequeño. En verdad demasiado pequeño. ¿Qué probabilidad había que la persona que menos quería ver en el planeta se presentara en mi trabajo? Si fuera Laguense, mucha, pero estábamos hablando de una persona que vivía en otro país. Así que nunca creí ver al chico de las fotos del perfil falso de Santiago, que es el mismo chico que me rechazó en Argentina. Que resulta ser un actor desaparecido del medio, pero que al mismo tiempo era el nieto de Don Gustavo, el cual a partir de ese momento se convertiría en mi nuevo empleado. Era todo un lío.

Santiago me tomó del brazo a la altura de mi codo. Me giré para verlo, estaba con la boca abierta, ni siquiera disimuló. Había ido para comprar (en realidad a que le regalara) su café matutino de todos los días. Le dije que ese día Don Gustavo llevaría a su nieto. Sinceramente pensé que sería un adolescente, de la misma edad de Marian ó de Alberto, el chico que renunció. En cambio, llegó un hombre de la misma edad que yo. Seguramente él no se acordaba de mí, pero yo llevaba ese día súper grabado en mi mente, por la vergüenza que pasé.

―Creo que voy a tener que contratarte― le dije a Santiago, de manera de broma, recordando las palabras que me dijo días antes: "El día que contrates a una estrella de cine, súper guapo, pensaré en aceptar tu oferta".

―Ni siquiera tienes que pedírmelo, porque acepto de inmediato.

―Lástima, ya no tengo vacantes―reí por lo bajo.

Él hizo mala cara.

Don Gustavo se acercó con una gran sonrisa, como siempre. En Cambio, su sobrino, llevaba lentes oscuros, se los bajó solo un poco, y miró sobre su hombro, dando un escaneo rápido del lugar.

―Hola Lina―Saludó Don Gustavo―Quiero presentarles mi nieto Federico—...pero Santiago se adelantó.

―Federico Techera―es un placer conocerte. Le salió lo fan―Soy tu fan―lo admitió.

Si supiera que no lo conocería si no hubiera buscado fotos para su perfil falso de tinder. Federico se quitó los lentes y sonrió. El comentario de Santiago solo le levantó el ego.

―Así que si tengo fans aquí en este lugar―hizo un feo gesto. Dando entender que era poca cosa el lugar en el que estaba.

―Él es el único fan que tienes―intenté bajarle el ego.

― ¿Quién sos? ―me preguntó.

―Tu nueva jefa―sonreí de manera triunfal.

― ¿Jefa? No voy a trabajar. Se supone que estoy de vacaciones. Esto es un descanso―miró a su abuelo―Además, yo tengo un trabajo, una carrera.

Al parecer Don Gustavo lo trajo a base de engaños.

―Serás muy actor y todo lo que querás, pero en mi casa no estarás sin hacer nada. Lina necesita un empleado y tú necesitás aprender un poco de humildad, porque la has perdido.

―Debí haberme quedado en Uruguay.

Su abuelo bufó.

―Allá no eres bienvenido. Nadie te quiere. Es mejor que desaparezcas del radar de los medios un tiempo, como lo recomendó tu manager. Aquí estarás bien.

¿Qué es lo que pasó para que él tuviera que salir y esconderse aquí?

― ¿Tú también trabajás aquí? ―le preguntó a Santiago.

Negué con la cabeza.

―Él es un cliente regular, que viene todo el día aquí.

―Es decir, son pareja.

Volví a negar con la cabeza.

―Es mi mejor amigo.

―Soy soltero y estoy disponible―dijo Santiago de manera coqueta.

―Lo siento mucho por ti, pero ya encontrarás a alguien especial.

Solté una carcajada, la cual paré de golpe. Santiago me miró con desaprobación.

―Estaba pensando en trabajar aquí. Ahora ya no lo quiero―me dijo al oído―Buena suerte―me dio un beso en la mejilla, tomó su café de la barra y caminó con rumbo a la salida.

―Bienvenido―Se dirigió a Federico―Fue un gusto verlo, Don Gustavo.

Don Gustavo asintió y Santiago salió con su café en la mano.

―No trabajaré aquí. No puedes obligarme. Yo tengo mi propio dinero. Fácilmente puedo rentar un departamento aquí, o quedarme en un cuarto de hotel.

―Bien, gasta el poco dinero que tienes ahorrado en eso, después ¿qué harás? En cualquiera de los universos que imagines terminarás trabajando. Y qué mejor que con Elyna. Ella es una gran persona y una gran jefa.

― ¿Elyna? ―me miró confundido, como si algo hiciera click en su cerebro. Pero no dijo más.

―No me eche tantas flores Don Gustavo, que me la voy a creer.

―Es verdad, a pesar de las circunstancias has sabido muy bien sacar adelante el negocio de tus padres.

―Sé que no quieres trabajar aquí y estás en tu derecho―me dirigí a Federico ―Te doy este día para que lo pienses, si quieres puedes venir mañana, si no vienes, seguiré buscando a la persona que necesito. Al final de cuentas, ya trabajé antes sola. Lo puedo hacer unos días más.

Él me miró de manera seria y vi por detrás de ellos como pasaba Alberto. Si no hubiera sido por el simple hecho de entrar en el lugar habríamos tenido un silencio bastante incómodo.

―Buenos días―dijo.

―Ya me enteré de la noticia―intervino Don Gustavo―Felicidades, Alberto.

―Muchas gracias. ¿Pedirá lo mismo de siempre? ―preguntó.

―En realidad, Don Gustavo y su nieto ya se van, Alberto― le dije. Don Alberto comprendió la situación y asintió; sin embargo Alberto me miró confundido, y con justa razón.

―Gracias, Lina. Nos vemos luego―salieron sin decir más.

― ¿Me perdí de algo? ―preguntó Alberto confundido.

―Descuida, no es nada del otro mundo―sonreí.

―Descuida, no es nada del otro mundo―sonreí

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Capítulo subido desde carretera. Saludos los tqm 🫶🏻

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