Noah, un joven de 18 años, se ve envuelto en un encuentro sexual con un Emiliano, un hombre de 36 años, en uno de los hoteles de su padre. Lo que comienza como una noche de sexo se transforma en algo más profundo cuando se reencuentran en una cena d...
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Una semana fue el tiempo que tardé planeando una perfecta cena sorpresa para Noah, para que este pueda perdonarme. En toda esa semana he intentado hablar con Noah pero este no contesta mis llamadas y los miles de mensajes que le he enviado.
En estos momentos me encontraba en una playa que está a las afueras de Madrid esperando a que Erick mi chófer traiga consigo a Noah. El sonido suave de las olas rompiendo en la orilla llenaba el sonido mientras el cielo se oscurecía lentamente, salpicado de estrellas brillantes. Mi corazón latía con fuerza de emoción y nerviosismo.
Estaba parado frente a un camino de velas y pétalos de rosas y miraba mi celular cada cierto tiempo viendo la hora esperando a que mi lindo conejito llegará. Todo el lugar estaba decorado de una manera muy bonita y con un toque de romanticismo, espero que a mí conejito le guste lo que preparé para él.
No pasó mucho tiempo cuando mi auto aparco a las afueras de la playa, de mi auto salió Noah vistiendo el conjunto que le había comprado hace algunos días y que me había encargado de enviárselo. Noah miró a mi dirección y una sonrisa apareció en su bello rostro. Mi conejito empezó a caminar hasta donde yo me encontraba y pude notar que no se veía molesto en lo absoluto.
Noah caminó hasta quedar frente a mi y nos quedamos viendo fijamente en silencio por unos segundos hasta que yo hablé.
-Hola conejito que guapo te ves hoy, ¿Me acompañas a cenar? -le pregunté tendiéndole la mano.
-Claro -dijo aceptando mi mano.
Caminamos a la mesa y al llegar lo ayudé a sentarse para después sentarme frente a él, un chico el cual había contratado para que fuera nuestro mesero se acercó a nosotros y nos sirvió una copa de vino tinto a cada quien para despues irse y volver unos minutos después con nuestra cena.
Durante la cena compartieron risas y miradas cómplices, recordando todos los momentos especiales que habíamos compartido juntos. Con cada palabra y gesto cariñoso, sentía que el momento era perfecto para expresar lo que había estado sintiendo.
Después de la cena me levanté lentamente de mi asiento y me acerqué a Noah . Tomando sus manos entre las mías, mire profundamente a los ojos de mi conejito y le confesó mis sentimientos más sinceros.
-Noah desde el momento en que te conocí, supe que eras especial para mí. Me has llenado de alegría y amor en cada momento que hemos compartido juntos. A pesar de nuestra pelea, no puedo dejar de pensar en ti. Hoy, en esta noche tan especial, quiero pedirte algo importante... ¿Quieres ser mi novio?
Noah se quedó sin palabras, sus ojos brillaban con emoción y felicidad. Sin decir una palabra, asintió con la cabeza y se levantó para abrazarme con fuerza, en ese momento sentí como mi alma regresó a mi cuerpo y como mi cuerpo se relajaba ya que tenía estrés y ansiedad acomulada.
Noah selló su respuesta con un tierno beso bajo el cielo estrellado y el susurro del mar de fondo. Después de separarnos agarramos nuestras copas de vino junto a la botella y caminamos agarrados de la mano a la orilla del mar y nos sentamos en la arena a ver la vista nocturna.
