18

370 52 0
                                    


Julinha Beltrán.

Me había dolido lo que me había dicho Sabrina, “Te conozco perfectamente y todos saben de tus aventuras, no me sorprendería que ya le hubieras chupado la polla a mi marido”

Sí, yo me había acostado con él, pero no sabía quién era en ese momento, me molestaba el simple hecho de tener una vida sexual activa y por eso me tacharan de puta. Pocas veces me acostaba con gente, era muy complicada en el sentido de escoger a alguien para llevar a la cama.

Subí a mi habitación para poder cambiarme, traté de entrar pero un botones me lo impidió.

—La hemos cambiado de habitación a petición del coronel. —me dijo y torcí el gesto

Me indicó la habitación y me sorprendí al ver que era una suite, abrí la puerta y suspiré pesadamente, podría haberme pagado esto yo misma.

—Aparte de patán es un atrevido. —tiré mi maleta a la cama y me quité el bikini de los pechos

—Normalmente se dice gracias.

—¡¿Qué haces aquí?! —me cubrí cómo pude

—Ya los he visto, y los recuerdo muy bien, nena. —me dijo y tomé la almohada tapándome

—¡Vete de aquí, pervertido! —le grité

—No te sigas resistiendo porque mi cabreo va aumentado y cuando te folle te voy a partir en dos.

—¿Y a ti quien te dijo que tú pene va a entrar en mi? No me hagas reír que cuando yo digo no es no. Métete tu prepotencia por el culo y vete a follar con otra.

Lo saqué de la habitación y me fui a la ducha, mi cabello era largo, me llegaba al culo y era lacio, muy lacio, a veces pensaban que no era natural pero sí lo es, me peiné y me vestí con un conjunto blanco.

Apliqué un gloss y poco rubor, miré por el balcón y cerré los ojos.

¿Cómo había terminado aquí? Quería largarme a Colombia y volver a la vida de siempre.

—¿Cómo estás, amiga? —me dijo Samantha en la llamada que contesté

—Me follé al marido de Sabrina en Colombia porque no sabía que era su marido. —dije con ganas de que la tierra me tragara

—¡¿QUÉ?! 

—Cómo oíste.

—¿Está bueno?

—Moja calzones por dónde vaya.

—Dios, sí que está bueno, sácale una foto y-

—¡No! Necesito irme de aquí, encima es mi jefe… y si regreso Andrés me va a seguir sacando en cara lo inútil que soy.

—¿Hablaste con él? —me preguntó

—Sí, peleamos yo-

—¿Hablaste de él sobre eso? —me dijo y me tensé

—No. Y no lo voy a hacer nunca. —murmuré

—Julinha, han pasado más de cinco años y no has abierto la boca, tienes que denunciar a ese maldito infeliz.

—No quiero, no quiero que me miren con lástima, que me tengan compasión, no quiero, ya lo superé y no necesito hacer justicia. —le dije ya rabiosa

—No lo superaste, solo aprendiste a vivir con lo que te hicieron.

—Adiós, Sam, tengo que bajar a cenar.

Colgué y bajé, al llegar todos estaban en la mesa y ya estaban bajando mi maleta.

—Buenas noches. —saludé

—¿Te vas, cielo? —me preguntó Martha

—Tengo unos asuntos del trabajo pendientes. —mentí

—¿Trabajo? Te dije que empezamos la siguiente semana. —Christopher llegó y maldije con una sonrisa falsa

—¿Trabajan juntos? —preguntó Mia

—Trabajo para él. —murmuré

—¿Ya se conocían? —Sabrina habló con desdén

—No.

—Sí. —dijo el otro

—Eres increíble. —se levantó la rubia molesta

—No sabía que era tu marido, Sabrina. —murmuré— No sé cuál es tu problema, pero yo con Christopher no tengo ni voy a tener nada. —hablé relajada

—Sabrina está cansada de estos días, no le prestes atención. —me dijo Martha

Nos sentamos todos a comer, Sabrina me miraba como si quisiera matarme y yo solo quería irme.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Solo Conocidos. (C.M)Where stories live. Discover now