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Llegamos al aeropuerto, no pude evitar que las lágrimas se me saltaran, mi familia me abrazó y se me salió un sollozo.

—Los voy a extrañar.

—Iremos a visitarte, no te preocupes. —me dijo mi abuela, Juliana

Abordé el avión, agradecí que me tocara sentarme sola, me puse una película y me relajé.

Horas después había llegado a Londres, el frío me recibió y me apresuré a meterme en una tienda a comprar ropa.

—Buenas tardes, ¿En qué le puedo ayudar?

—Algo abrigado, que tenga rosado y sea de buena tela, por favor. —pedí

Llamé a mi mejor amiga y me respondió.

—Voy a comprar ropa, espérame un instante. —le pedí

—Ok.

—Diríjase al vestidor, por favor. —me pidió la dependienta

Fui y me vestí, pagué y salí nuevamente, al llegar afuera la identifiqué por su cabello rosado y la pinta elegante de siempre.

—¡Hola! —la abracé con fuerza

—¡No puedo creerlo! ¡Estás aquí!

Me hizo dar una vuelta mostrando mi ropa, enganchó nuestros brazos y salimos del aeropuerto.

—¿Tienes hambre? Vamos a comer a un restaurante vegetariano que te va a encantar.

—Vamos. —le sonreí

Entramos y me encantó la sola imagen, era elegante y refinado, la gente charlaba tranquilamente y era muy educada.

—¿Y tú marido? Me muero por conocerlo. —le dije— Casi no me hablas de él.

—Está ocupado con su trabajo, pero somos muy felices.

—Me alegro mucho, Sabrina, te lo mereces.

—Gracias, Julinha

Me gustaba estar con ella, Sabrina Lewis era mi mejor amiga y nunca habíamos tenido problemas.

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Solo Conocidos. (C.M)Where stories live. Discover now