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Me despedí de todos, Sabrina no se dignó a determinarme y yo no era de rogar.

Llegué a Londres y al siguiente día me preparé para ir al gimnasio a las cuatro y media.

Entré al gimnasio y me complació ver que estaba vacío, amaba entrenar sola, no tenía miradas, ni se me acercan a interrumpir ni a pedirme el número.

—¿Te queda mucho? —escuché una voz detrás

—Hay más disponibles.

—Es una excusa para hablarte. —me dijo y me giré con una sonrisa

Era un hombre apuesto, fuerte, alto y serio.

—Qué directo.

—Parker, un placer. —me estrechó la mano

—Julinha. Te puedes hacer a mi lado si gustas.

—Bien.

—¿Eres de acá?

—No, soy de Alemania. Deduzco que no eres de aquí.

—No sé si es un comentario racistas pero no, no soy de aquí.

—Lo digo por tu belleza, tienes eso que llaman “Sabor latino”

No pude evitar reír un tanto fuerte, él me repasó serio y me avergoncé.

—¿No te ríes mucho? —le preguntó levantando una pesa

—No.

—Tampoco se te da muy bien ligar… —murmuré

—¿No? —se acercó a mi y le fruncí el ceño

—Los hombres no saben ligar. —le dije bostezando, fingiendo aburrimiento

—Veámonos esta noche en el restaurante de Sara Harts. —me dijo— Yo invito.

—Bien. —le sonreí

—Hasta pronto, Julinha.

—Bye, Parker.

Tomó sus cosas y se marchó, me quedé mirándolo curiosamente, qué interesante se estaba poniendo Londres.

Terminé mi rutina y fui nuevamente a casa, me duché y fui al trabajo.

Qué emoción.

Entré y Laurens me saludó.

—Está cabreado, muy cabreado. —me dijo— Con lo tonta que soy seguro le echo el café encima, ¿Puedes llevárselo?

—Yo… —me hizo ojos de perrito— Bien…

Tomé el café y aproveché para llevarle su agenda de la semana.

Abrí la puerta y maldije cuando lo encontré en una reunión con un hombre castaño.

—Lo lamento, se me olvidó tocar. —dije mientras los dos me observaban

Me acerqué a él quien me siguió con la mirada, le di el café y le entregué los archivos.

—El piercing. —me dijo señalando mi nariz

Me lo quité y lo guardé en mi bolso.

—El del clítoris también lo quiero fuera.

Me dijo y lo miré atónita, no acababa de decir eso frente a alguien más, ¿No?

—¿Disculpe? —exclamó el otro

—Patrick, espérame afuera, tengo que hablar con la señorita Beltrán.

—Em, ok.

El castaño salió y yo me puse a hiperventilar, era un atajo al pecado estar a solas con este hombre, y más con ese uniforme que le quedaba… Tan bien.

—Necesito que canceles mis planes de esta noche, voy a verme con un amigo. —me dijo y asentí— Necesito que vengas conmigo.

—¿Qué?

—Ya oíste.

—Tengo planes. —murmuré

—¿Te pregunté si tenía planes? No, te di una orden que vas a cumplir.

—Si me está invitando a cenar de una vez le digo que-

—Es por trabajo, no seas ilusa, ya me dijiste que no así que ya me busqué a otra.

—Ah. —miré a otro lado con tal de evitar su mirada

—Suéltate el pelo. —me dijo

—En el manual decía que tenía que atarme el pelo en un moño. —le dije

Se levantó y tiró de la moña dejando caer mis hebras castañas. Pasé saliva cuando inhalé su perfume, sus manos pasaron por mi pelo y me apresuré a alejarme.

—Esta noche ponte un vestido, te lucen, y ve con el pelo suelto, pasaré por ti, Julinha.

Le di la espalda y salí, tuve que inhalar varias veces para recomponerme, noté que varias personas me miraban y entendí que la situación se podía malinterpretar, pero no me importó.

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Solo Conocidos. (C.M)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα