En las Garras de la Bruja

Combate dentro y fuera del domo

Cuando vio el estallido de luz, que al cesar, dejó a la vista un domo de grandes dimensiones echo de Barreras Hexágonos, no se quedó quieto y fue allí. Owen corrió por el descampado rumbo al esférico hecho de placas hexagonales de amarillo solar, el cual no brillaba mucho en las hierbas silvestres del descampado, debido a sol en asenso por el horizonte. El guerrero miró de reojo a la derecha, ya que más allá, en los pinares que rodeaban el escenario de hierbas bajas y una colina pedregosa, había surgido, momentos atrás, un proyectil que él defendió con una Barrera defensiva emanada de sus brazales.

Dentro del domo, Presea esgrimía un sable, utilizándolo para batirse a duelo contra la Bruja enmascarada, la cual empuñaba un estoque. El acero celeste plateado de una, impactó varias veces con el metal verde brillante de la otra, pero ante la técnica y los movimientos, en muchas ocasiones las armas silbaron en el aire, pasando cerca de los ropajes azules de la mujer de ojos color rubí y de los grises de la que usaba mascara azabache.

Al alcanzar el borde del domo de Hexágonos, sin ver otro proyectil en pos de su persona, Owen no perdió de vista el límite del bosque donde aún estaba oculto un atacante, presuntamente un Sirviente u criatura bajo las órdenes de la enmascarada que se batía a duelo contra Presea. Afuera, atento al pinar y al domo, el guerrero advirtió los 10 metros de dimensión de esa jaula de Barreras, conformada por Hexágonos de 1 metro de longitud, flotando por levitación para formar el domo: cada placa estaba separada por medio palmo de distancia, así que él no podía pasar y ayudar a la Bruja de ojos color rubí que hasta ahora mantenía un duelo igualado con su adversaria.

Owen pensaba que hacer, cuando por estar atento a los alrededores, notó que de los bosques rodeando el descampado, por la izquierda, salió corriendo un ser humanoide a alta velocidad.

—Uno de los dos guardianes. —comentó para sus adentros el hombre de ojos color bronce, en referencia al par de criaturas demoníacas que vio acompañando a la enmascarada que en aquella ocasión, iba a lomos de un Lobo gigante de pelaje gris.

Era el humanoide del cuerno afilado en la frente, corriendo tan rápido como él cuando atacó a los Muertos vivientes en Villa hacha, por lo que lo alcanzó lanzándole un golpe. El guerrero de dos espadas había esquivado esa primera ofensiva, atacando con una espada que fue frenada por el antebrazo del individuo, que allí tan cerca de él, bajo la luz del sol mañanero en ascenso, mostró elementos de su apariencia que no habían sido detallados la última vez.

Sí, ya había visto que era alto, más que él, pero ahora podía constatar que esa altura oscilaba los 2 metros, mientras que su cuerpo humano era ancho de torso y las extremidades exhibían músculos demoledores. No tenía intimidad y su piel, de textura y relieves rocosos por todas partes, tenía levantamientos en la cara exterior de los brazos, desde los codos a las manos y en las piernas, desde las rodillas hasta los pies. Arriba, el dorso y los nudillos de las manos, se apreciaban más férreos en apariencia, lo mismo que abajo, en la piel rocosa del empeine, los dedos y la zona de los tobillos en los pies de la criatura.

La cara también mostraba elementos que no había visto la última vez, donde creyó que no tenía boca, si la tenía, con mejillas y labios muy humanos, pero el color oscuro del ser había dificultado ver esas facciones, porque toda la piel de la criatura, pese a sus rasgos humanos, era oscura, no como una persona de color, sino con el tinte negro azabache presente en la noche misma, así que las runas color magna por todo el cuerpo, en patrones malévolos, parecían brillar como lava ardiendo.

A pesar de todo lo anterior, Owen tampoco había pasado por alto los ojos de la criatura, ya que entre tanta oscuridad, los orbes castaños rodeados de blanco y teniendo dentro un punto de un común negro, eran otro factor humano que se pudo percibir, ya que la criatura no prosiguió la batalla a muerte lanzando zarpazos, sino puñetazos.