Sospecha y error

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Tal y como ocurrió con la muerte de Wexford, Cole y su hermana fueron llamados por su padre. Colín, directo y con rostro tallado en piedra, informó sobre el asesinato de lord Thomas. Hubo comentarios por parte de los 3 allí reunidos y al igual que la última vez, Colín tuvo una mirada de ave rapaz hacia su hijo, quien siguió con la comedida sonrisa afilada de siempre, una forma de ser común por parte de este.

Al final, cuando conversaron sobre los pormenores, Colín declaró, como el señor de Atalaya del vigilante, no como un padre ante sus hijos.

—Colette, retírate, tengo que hablar a solas con tu hermano.

La aludida vio a su hermano mayor con ojos asombrados en parte y con una mirada entre inquisitiva y curiosa, pareció que le preguntaba algo que Cole ya suponía, iba a ser el tema de conversación con su padre.

Colette obedeció y una vez a solas, Cole, ya preparado mentalmente para esa posible situación, fue el primero en tomar la palabra.

— ¿Piensas que lady Tiara hará algo en nuestra contra? —Tiara era la única hija con vida del difunto lord Thomas, una mujer de 18 años de edad, que posiblemente en esos instantes preparaba el entierro de su padre, en vistas de que sus hermanos habían muerto sin consumar matrimonio—. No la creo capaz, no es una mujer dada a la batalla, tanto en acciones, como en palabras.

La expresión de ave rapaz al asecho, perduró en Colín, quien emanó acero en el tono de las siguientes palabras.

—Cole ¿Tuviste algo que ver con la muerte de Wexford y Thomas?

—No —El hijo ya sabía que su padre podría arrinconarlo de esa manera, había cavilado en la posibilidad, así que argumentó, preparado para despistar—. ¿Quién te dijo la mentira de que yo soy el causante?

—Nadie —Colín mantenía la mirada de ave cazadora—. No hace falta palabras de terceros para sospechar que tuviste algo que ver.

—No digas sospeche, padre, que yo nada tengo que ver: ¿Qué te hace pensar eso? —Cole se mostró disgustado, pero calmado, si se excedía, podría quedar como el culpable que niega los cargos de forma enconada, en vez del inocente que niega los cargos con inamovible respeto.

—Has salido por varios días y semanas de aquí, ausentándote por mucho tiempo antes de regresar.

—Me fui a buscar consuelo con una mujer —El hijo mostró por un momento su casual sonrisa afilada de siempre, antes de mitigarla por una cara entre ofendida y disgustada—. Tú también lo hiciste padre, así que no me niegues comer un pastel que tú comiste en tu juventud.

— ¿Quiénes pueden corroborar eso? Alguien podría decir que fuiste a buscar a quienes se encargaron de envenenar a Wexford y asesinar a Thomas.

—Iván y otros 3 de nuestros guardias personales me acompañaron, si quieres vamos y les preguntamos ahora mismo, pero ya deja de aventurar cosas que son mentira.

Cole mantenía un sosegado disgusto ofendido y Colín la mirada de cazador aéreo en descenso hacia la presa. El más joven tenía que mantener la calma y la expresión de hace momentos. Iván y otros 3 sí lo acompañaron cuando fue a ver a Dana, pero ellos se quedaron ocultos en un campamento de un bosque cercano a Castillo trinidad, que por su abandono, era un buen escondite: ellos esperaron su regreso, para acto seguido ir todos a Atalaya del vigilante. Iván y los otros eran fieles a Cole, así que tenían instrucciones de hacer comentarios casuales o responder con la mentira si alguien preguntaba que fueron hacer con el hijo del señor feudal, quien ese momento no sabía nada.

—Recuerdo que hace un tiempo, me planteaste una serie de situaciones hipotéticas, pero verosímiles, que concluían con unificar las 3 tierras y ocupar Castillo trinidad.

En las Garras de la BrujaWhere stories live. Discover now