Intrusos en la morada del brujo

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Al trasponer el umbral de entrada y abordar lo que parecía ser un pasillo, no fue una sorpresa que el portal se cerrara, ya esperaban eso y en medio de la oscuridad, percibieron con el oído como la tierra volvía a tapar la entrada del hogar ocultó dentro de una colina.

La oscuridad apenas duró unos segundos, antes que una luz blanca la apartara de un parpadeó. Dicha luminosidad provenía de gemas incrustadas en las paredes y en el techo, lo que le permitió a Colmillo oscuro y a la Bruja de ojos flamantes, observan el recibidor de la morada.

El pasillo era de unos 7 metros de largo, por 3 metros de alto y ancho. Ellos estaban en un extremo, que daba a la puerta de doble hoja cerrada; del otro lado, al frente, en el extremo contrario, se apreciaba una pared, que por la izquierda, tenía un umbral rumbo a lo desconocido por el ángulo de visualización.

El suelo, techo, las paredes y toda la estructura, era de un pulido color plateado. La luz provenía de gemas incrustadas en medio de cada pared y en medio del techo, distanciadas entre sí por un metro y colocadas en calculada distancia, de modo que las laterales se encaraban frente a frente, pese al trío de metros separándolas. Es gracias a la luminosidad de estos artefactos que daba la impresión de estar dentro de un túnel hecho de cristales de plata.

La espada tiene el color de este lugar —pensó Michael, en referencia a Guardián plateado, la Herramienta mágica que esgrimía en este momento.

Colmillo oscuro caminó un par de pasos, situándose delante de la Bruja con pose protectora, mirando bien los alrededores.

Las gemas solo otorgan luz —se notificó Lydia, ya aplicando la percepción con la Magia—. Hay Abrojos en las paredes, son ellos los que han Neutralizado la ejecución de Magias para el ataque o la defensa. No parece que tengan otro efecto —Por un momento pensó en revisar con Magia el lugar, cuando ocurrió.

A 6 metros adelante, se presentó un Hechizo de Traslación instantánea, por donde emergió una criatura bestial del tamaño de un hombre promedio. La entidad parecía un armadillo de porte humano, por las placas óseas forrándolo de pies a cabeza como si fuera una armadura, hasta su color era similar, pero del resto, su fisionomía era distinta y aludía a un depredador.

Los brazos y piernas de talla humana, eran gruesos y musculosos pese a la armadura forrándolos y finalizaban en garras afiladas y del grosor de un dedo. Atrás ondulaba una cola y arriba, el cráneo, pese a las orejas saltonas, exhibía una fisionomía propia de un depredador, con las orejas afiladas, el morro largo y mostrando colmillos afilados al abrirse levemente.

Toda la piel de la criatura, a los segundos de ser visualizada, evidenció una serie de levantamientos y surcos que la dotaban de un patrón amenazante, como una armadura decorada no solo para aparentar resistencia, sino también bestialidad.

—Me encargó de él —avisó Michael con voz servicial y recta, dando el primer paso.

A sus espaldas, con el báculo en mano, Lydia hizo un gesto afirmativo y antes de disponerse a esculcar con Magia el área, se quedó mirando a frente, para presenciar los inicios del próximo combate de Colmillo oscuro.

El armadillo bestial dio un salto adelante y en menos de un segundo, se enroscó como una pelota, giró rápido y arremetió cual proyectil de catapulta al ser arrojado.

—Imposible —murmuró Michael, poniéndose pecho a tierra con rapidez y la bola demoledora que era su enemigo le pasó arriba.

Levitándose a un lado con vertiginoso movimiento, Lydia se escapó de la embestida de la criatura que apenas siguió 1 metro, frenándose de golpe en el aire, cerca del umbral cerrado del lugar, extendiendo las extremidades para poner las patas en el suelo y miró atrás.

En las Garras de la BrujaWhere stories live. Discover now