DIARIO DE TUCKER

27 8 4
                                    

/Este capítulo quiero dedicarlo a mi doctor EMMANUEL AGUILAR, por ser luz, paz y amor en la vida de muchas personas, por confirmarme que el amor existe/.

Sábado 28 de agosto de 2021, ¿El plan de hoy? MORIRME

Esta no es una carta de despedida, ni tampoco es un texto donde escribiré las cosas por las cuales me arrepiento (aunque sí me arrepiento de algunas).

"¡Tuck-Tuck Tucker! Hoy es tu cumpleaños, hoy cumples un año más en este bello mundo... Hoy recuerdo que todos me decían que no ibas a nacer, pero lo hiciste, lo hiciste porque eres fuerte, eres valiente, eres amado y deseado, quiero que todos los años sigas siendo así".

Eso que acaban de leer fueron las palabras que escuché el único día en que fui feliz en la vida, en mi cumpleaños número siete y cuando mamá y papá aún estaban vivos. Fue el último día en que disfruté estar vivo, hoy quisiera decirle a mama que no seguí siendo fuerte y mucho menos soy valiente. Quisiera hacerle saber que estoy estúpido y vivo peleado con la vida por tratarme tan mal.

Hace pocos días cumplí dos años de salir del hospital por envenenarme, les haría una descripción detallada de la forma en como lo hice, pero seguro algún otro ser harto de la vida tomaría nota de ello, moriría y después me culparían a mí, esto no me dejaría descansar cuando esté en el otro mundo; así que olvídenlo debo descansar.

Yo, preparé la sustancia a las 11:00 a. m. y una hora después un dolor en el abdomen me atacó. Sentí como si me apretaran las tripas, las manos comenzaron a temblar y todo esto acompañado de unos escalofríos terribles. Quería vomitar, tocía, por más que quería sacar algo, mi cuerpo no expulsaba nada. Caí al suelo, me quedé ahí tirado solo esperando el momento en el que mi cuerpo no resistiera más y, por fin, luego de tantos años intentando, me muriera.

Mis ojos comenzaban a cerrarse involuntariamente, lo poco que vi fue cómo la puerta se abrió repentinamente y unos tenis azules corrían hacia mí. Era Mikhail, le di las señas necesarias para que supiera que ese sería mi último día con vida. Mikhail no es tonto, sabía mis intenciones. Ese día, en vez de tomar su vuelo a Florida, decidió salvarme.

Ignacio me contó que Mikhail llamó una ambulancia, me hospitalizaron y que se la pasó llorando las cuatro horas en las que los doctores definían mi existencia. Cuatro horas para nosotros puede ser poco, para Mikhail fueron una eternidad, una eternidad en la que pateaba la puerta de la habitación gritando: ¡Me tienes a mí, por favor, ya no lo hagas! ¿Por qué eres tan egoísta si sabes que yo te necesito? ¡Por favor, despierta ya, la vida no vale la pena, pero nuestra amistad sí!

Yo abrí los ojos, la verdad no tengo idea de cuántas horas pasaron, frente a mí se encontraba un doctor que, si mal no calculó, tendría mi misma edad, me miraba sonriente. ¿Por qué me sonreía?

-Felicidades, Tucker, por poco y te perdemos. Tienes un cuerpo fuerte que supo luchar y de la mano de nosotros traerte de nuevo. No juzgo tu decisión porque no conozco tu vida y caras vemos penas, no sabemos. Lo único que puedo decirte es que he visto casos como estos en los que los finales no son así de felices... Estoy haciendo mi pasantía aquí, soy Emmanuel —se presentó.

No sabía que decir.

-Tucker.- Susurré.

-Sí, tu amigo me dijo tu nombre. Por poco y Mikhail muere de tanto llanto, tienes un gran amigo, no olvides eso.

Yo quería morir, nadie lograba entenderlo.

-¿En serio crees que debo seguir aquí? El mundo es malo, su maldad me dejó solo...

Emmanuel puso su mano en mi frente, se acomodó sus anteojos y me miró fijamente.

-Tucker el mundo no es malo, es TERRIBLE, ES FATAL, ES UNA MIERDA, nadie ha dicho que vivir en el sea fácil. Vivir aquí es la tarea más difícil que tenemos. La mayor parte de nuestro tiempo nos la pasamos enfrentando cosas, pero ¿sabes qué? También así como hay mierda, hay luz, hay amor... he estado tres meses aquí y he visto tanto amor que me maldigo por haber dicho un día que este no existía. Creer en el amor, verlo y vivirlo nos hace invencibles...

Supongo que no conocí el verdadero amor y, aunque después de ese día en el hospital tardé mucho tiempo en intentar suicidarme, tuve alguna vez esa esperanza vaga de que ese amor, ese amor del que ese doctor me habló, apareciera en mi vida y me salvara. Eso no pasó, así que he terminado todos mis pendientes, me he puesto mi mejor ropa porque no tuve amor en mi vida, pero sí buen estilo y he tomado las llaves para salir de casa y no volver. No voy a volver nunca porque el día de hoy voy a morir.

UN BUEN DÍA PARA MORIRWhere stories live. Discover now