El amor antes que el deber

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Un tiempo después de aquella gran batalla, finalmente el primer semestre de Universidad había acabado, y las relaciones de los caballeros con las Sailor Scouts seguían tan fuertes o incluso más fuertes que antes...

Chibi-Usa se fue inmediatamente después de la batalla diciendo —Mamá me dio permiso para venir sólo para ayudar un poco, pero dijo que debía volver enseguida de que la batalla terminara... ¡Les deseo suerte!—Antes de irse de regreso al futuro.

Al ver los claros avances que había entre sus compañeros, Shaka se dio cuenta de que también quería vivir esas emociones... él también deseaba enamorarse, igual que sus compañeros de armas.

Sin embargo, el último impulso que necesitaba vino cuando Setsuna anunció su regreso a la Puerta del Tiempo...

Meena, su hermanita, vio la desesperación en el, aparentemente, inexpresivo rostro del caballero, y le dijo que debía elegir entre su felicidad y su deber...

¿Qué era más importante para él? Era lo que debía pensar antes de tomar su decisión, que al parecer, ya había tomado, mucho antes de que su hermanita le diera la última pista que necesitaba.

Sin embargo, Shaka aún no sabía cómo podría decirle a su diosa que dejaría de ser un caballero para poder, finalmente, darle su corazón a la Sailor Scout de Plutón...

Haruka y Shura, por su parte, recientemente habían descubierto que tenían intereses similares, y habían dejado de lado los anteriores incidentes para tratar de tener citas como cualquier pareja haría normalmente... aunque a Haruka, aún le afectaba un poco la mala costumbre de Shura de no tocar la puerta antes de entrar.

Kanon y Hotaru se habían anunciado hacía poco tiempo, aunque todos lo sabían, por eso no dijeron nada cuando lo dijeron durante sus vacaciones a Grecia, donde disfrutaron de los paisajes, la comida y, por supuesto, del amor, cariño y amistad de sus compañeros.

Michiru y Camus, sin embargo, sí que sorprendieron cuando dieron la noticia, tanto que incluso Kanon comentó —¿Cómo Michiru fue tan valiente como para salir contigo, cubo de hielo?—Con los ojos verdaderamente abiertos como platos.

Obviamente, tratar de evitar que Camus lo metiera en un ataúd de hielo fue la Odisea más grande que pudieron pasar ése día, pero fue todo...

Shaka sabía que, en algún punto, debía decírselo a Setsuna, y en cuanto escuchó que ella se iría aquella misma noche de Regreso a la Puerta del tiempo, supo que debía decirle pronto a Atenea acerca de su decisión.

Shaka, siendo un manojo de nervios, entró a la oficina de la joven de cabello lila y se arrodilló ante ella.

—Señorita Atenea—Dijo en señal de respeto.

Saori se giró a ver a su caballero, sorprendida de que estuviera ahí, pero pronto tuvo que recuperar su compostura.

—Dime Shaka ¿Qué necesitas?—Le preguntó y el caballero, aún arrodillado dijo —Atenea... he sido su caballero desde hace mucho tiempo, sabe que mi lealtad a usted es absoluta—.

Saori no entendía a dónde iba al decir eso, pero lo dejó continuar —Desde hace algún tiempo he estado pensando en lo que estoy a punto de hacer, pero este es un deseo que no puedo ignorar más tiempo... no soy digno de ser su caballero ahora—Dijo y Saori se sorprendió.

Shaka suspiró y continuó —Atenea... me he enamorado, mi corazón ha caído ante Sailor Plut—Dijo, alzando su cabeza finalmente y mirando a su diosa... a su manera.

Saori guardó silencio, pero en su rostro se reflejó una sonrisa de alegría, que pronto escondió muy hábilmente.

—Shaka... sabes bien que te aprecio mucho, moriste en la guerra Santa por mi imprudencia, pero gracias a que los dioses me lo permitieron, ustedes, los caballeros dorados, pudieron resucitar—Dijo Saori.

Shaka estaba preparado para todo, así que no dijo nada —Pero... he de admitir que siempre esperé que pudieras encontrar la felicidad—Dijo Saori, acercándose a Shaka y agachándose a su altura.

—Si ése es tu deseo... sé que, aunque dejarás de usar una armadura, siempre serás un caballero de Atenea... mi caballero de Virgo—Dijo ella con sus manos sobre los hombros de Shaka.

Shaka sonrió y asintió, aliviado de que su diosa aprobara su decisión.

—Ahora, apresúrate o ella se irá—Dijo Saori y vio a Shaka correr con todas sus fuerzas para ir a buscar a la mujer que, sin duda, le traería felicidad.

Shaka corrió a la velocidad de la luz hacia donde estaba el Cosmos de Setsuna, justo en el muelle del lago del parque Juuban, sujetando su cetro de granate y preparándose para el viaje en el tiempo.

Setsuna, aún esperanzada, miró a su espalda una vez más, esperando ver a Shaka al menos una vez más, para decidir quedarse, pero se desilusionó al no ver a nadie ahí.

Setsuna derramó una única lágrima y regresó su mirada al cetro de granate para decir las palabras para volver a la puerta del tiempo, pero justo cuando estaba por hacerlo, alguien la llamó a sus espaldas.

—¡Setsuna!—Gritó la persona.

Setsuna se giró a ver a quien la había llamado, y se sorprendió de ver ahí al caballero dorado de Virgo, que hace unos segundos parecía que no iba a llegar nunca.

Shaka corrió a ella a una velocidad normal y la abrazó con fuerza, sorprendiendo a Setsuna y haciéndola tirar el cetro de granate por lo mismo.

Shaka frunció ligeramente el ceño y, sonrojado hasta las orejas, habló.

—Setsuna... no te vayas, por favor, no te vayas—Dijo susurrando en el oído de la Sailor Scout, que se sorprendió por sus palabras.

Ella puso sus manos en los brazos del caballero para tratar de alejarlo, pero no pudo por la debilidad de su corazón ante él.

—Shaka... no podemos... si te enamoras, tú—Dijo pero Shaka negó con la cabeza —Al aceptar estos sentimientos sabía muy bien a qué me arriesgaba, pero eso no fue impedimento para aceptarlos... porque mi felicidad es más importante ahora que tengo una oportunidad de tenerla a mi alcance—Dijo Shaka.

Setsuna se sorprendió, y sus ojos empezaron a inundarse de lágrimas de alegría, antes de abrazar a Shaka con fuerza y desvanecer su cetro de granate.

—Está bien... yo también he aceptado... que te amo, Shaka—Dijo Setsuna.

Shaka sonrió y acarició la espalda de la Sailor Scout para tranquilizar su llanto, antes de que ambos se miraran y compartieran el primer beso que pensaron que nunca llegaría a sus vidas por el deber que llevaban en sus hombros.

Sin embargo, el destino les dio una oportunidad, una oportunidad de poner sus corazones antes que su deber... y ellos la pudieron aprovechar.

Todos se sorprendieron cuando Setsuna llegó a la mansión, pero eligieron no preguntar nada y hacer como si nada hubiera pasado y sólo fuera un día común.

Pegasus and the MoonWhere stories live. Discover now