Sueños...

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Habían pasado casi tres años tras la batalla en contra del Caos que había poseído a Sailor Galaxia.

El mundo había vuelto a una extraña normalidad para las Sailor Scouts, a quienes podíamos encontrar disfrutando de unas bebidas heladas y tomando el Sol en inicio de la primavera, a punto de iniciar clases de nuevo.

—Saben chicas, me parece extraño no habernos transformado en tanto tiempo—Dijo Minako mirando al cielo, con sus lentes de Sol anaranjados puestos —Sí, pero también es agradable éste periodo de paz—Dijo Ami mientras leía un libro, como siempre.

Makoto intervino en este punto de la conversación con una sonrisa —Tienen razón, pero ahora tenemos más tiempo para estudiar y hacer los deberes ¿No lo crees, Usagi? ¿Usagi?—Dijo la Sailor Scout mirando a su compañera y líder.

Usagi Tsukino, o también llamada Sailor Moon, estaba dándole vueltas y vueltas a los hielos en su vaso con su popote, mientras sostenía la mirada perdida hacia abajo, como si fuera lo más interesante del mundo el movimiento de los hielos en su bebida.

—Oye, Usagi...—Dijo Rei, que zarandeó a Usagi, sacándola de su trance —Oh ¿Qué decían?—Preguntó la joven de peinado de Odangos perdida.

Todas miraron sorprendidas a Usagi por su respuesta —Usagi ¿Estás bien...?—Preguntó Minako a lo que Usagi asintió levemente —Sí, es sólo que... no, no es nada chicas, en serio—Dijo Usagi sonriendo nerviosa.

Rei miró a Usagi con un poco de intriga —¿Es sobre Mamoru?—Preguntó la Sailor Scout de Marte, pero Usagi negó con la cabeza y agachó la mirada de nuevo, antes de alzarla y mirar a sus amigas —No, no totalmente... chicas ¿Podrían guardar un secreto?—Preguntó Usagi nerviosa.

Las chicas se miraron y llegaron a un acuerdo silencioso —¡Sí!—Dijeron las cuatro al mismo tiempo.

Usagi les contó a las chicas sobre un sueño, un sueño extraño que había estado teniendo desde hacía unos meses. 

Ella se encontraba corriendo un sendero lleno de árboles cubiertos de enredaderas, tomada de la mano de alguien, no recordaba su cara ni su nombre, pero sabía que su cabello era café, vestía una extraña armadura que Usagi estaba segura de haber visto antes, y el chico la llamaba —Serenity, Serenity—Mientras ella reía y corrían por aquel bosque hasta llegar a un precioso lugar: un prado lleno de flores de muchísimos colores y con un lago cristalino que reflejaba perfectamente el cielo, como si fuera un espejo.

Entonces, mientras ellos se divertían haciendo coronas de flores, jugando en el agua y mirando el cielo azul, de repente el cielo se tornaba rojo sangre y aparecía un hombre vestido con una armadura oscura y de larga cabellera negra.

El chico de antes se veía envuelto en un aura brillante que formaba una silueta que Usagi era incapaz de reconocer y se lanzaba contra el hombre de cabellera negra, entonces ella veía sangre fluyendo desde unos escalones de piedra al suelo, y horrorizada gritaba el nombre de aquel joven de cabello café, pero al tratar de recordar su nombre, no lo lograba.

—¿Le contaste a Mamoru?—Preguntó Makoto, a lo que Usagi asintió —Sí, pero me dijo que no lo pensara demasiado, siento como si me estuviera escondiendo algo...—Dijo Usagi un tanto triste.

Las chicas animaron a Usagi y le dijeron que a lo mejor sólo estaba estresada por los futuros exámenes de ingreso a la Universidad y que debía dejar de preocuparse por ello, ya que no había nada de lo qué preocuparse.

Al mismo tiempo, en Grecia, estaba Seiya de Pegaso sentado en un banco frente a un lienzo de pintura, pintando a una chica con una marca de luna creciente en su frente, de largos cabellos dorados peinados en dos coletas, con una corona de rosas sobre su cabeza, sin embargo, no había muchos más detalles, de hecho, nada sobre su rostro, a excepción de esa marca de Luna Creciente.

Pegasus and the MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora