Capítulo 24: Jamás olvides quien eres.

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—¿Nilia? ¿Nilia estás ahí?

Oír la voz de mi hermana hizo que mis sentidos fallaran por un momento, que las lágrimas cayeran de mis ojos mientras miraba el móvil para comprobar de nuevo que sí, era mi hermana llamándome.

Temblorosa, moví mis dedos para darle la opción de videollamada, colocando el móvil en la mesa para encontrarme con mi hermana. Maquillada, vestida con una elegancia propia de una chica que, si se cuidaba, no como yo.

—Nilia, tranquila... Estoy bien —murmuró Tani, atónita, sin saber bien que decir y preocupándose por mis lágrimas—. ¿Necesitas algo? ¿Quieres algo? Me he enterado de todo, aunque intentara evitarlo... yo...

—¿Estás bien? —pregunté, interrumpiéndola en un suave tono.

—Claro que lo estoy, tonta, eres tú la que está en peligro haciendo esas pruebas ¡junto a la muerte! —gritó un poco nerviosa, pero yo me reí ante sus palabras, dándome cuenta de que mi pregunta fue estúpida, pero me sentía bien ver a mi hermana mayor allí, hablándome—. Papá logró convencerme... tiene un don para las palabras...

Su mirada mostraba arrepentimiento, como si hubiera tenido una discusión con mi padre en la que le hizo comprender la situación. Cerraba sus ojos con cierta fuerza, como si intentara no llorar.

—No quería verte —me admitió, a lo que yo mostré mi confusión en mi rostro—, quería... dejar que todo eso de las pruebas pasara. Quería que fallaras para reírme de ti... pero cuando llegaste a la mitad y se reveló esa verdad, la culpa me azotó como nunca... y lo peor es que recordé una de las pruebas que me hizo la Muerte.

—Tani...

—Nilia, lo siento de verdad, merecías una hermana mejor... Me dejé llevar por las tendencias por el pánico que tenía a morir sin fama, me dejé llevar por lo más típico, como tú decías. Arriesgué mucho, me metí en problemas en las que salí victoriosa porque Eran me salvó más de una vez... Y con ello, con el paso del tiempo, te odie con tus palabras totalmente ciertas.

—Tani, por favor, tampoco te equivocabas con tus palabras, dependemos de la fama para sobrevivir, para poder comer al menos o respirar incluso. Era normal tu miedo —respondí con la misma calma mientras la miraba.

—Sí, pero lo mío llegaba a una obsesión poco... poco agradable, me aprovechaba de ellos, Nilia —me explicó, viéndose la culpa tras sus ojos—. Hay gente muy desesperada ahí a fuera, gente solitaria, gente que no ha tenido nada... Da igual la edad.

—¿A qué te refieres? —pregunté un poco confusa.

—A que el hecho de ser chica me permitía sacar el dinero de otras personas con tan solo... aprovecharme de ciertas ventajas que tengo —explicó, provocando que frunciera el ceño—. Capaz está mal visto hacer eso, aprovecharme de aquellos que se encuentran solos, hacer que los escucho cuando en verdad no... Fingir ser algo para ellos cuando en verdad solo quiero el dinero.

—Pero lo necesitaba —respondí.

—No del todo... porque podía pagarme el alquiler con lo que ganaba de mis videos y directos, ese extra era para mis caprichos —admitió, rascando su cabeza con vergüenza—. Que tú criticaras eso en su momento me molestó mucho.

—Era joven, Tani, no comprendía la fama y me parecía cruel, viéndolo ahora, tiene si cierta justificación. Después de todo era tu trabajo —respondí.

La de palabras que le habría dicho a mi hermana cuando no comprendía la fama, cuando veía lo que hacía mi hermana y sentía repulsión por ello. ¿Cómo podía fingir esa voz tan aguda? ¿Ir vestida de esa forma? ¿Por qué actuaba como si los quisiera cuando no los conocía? Sabía que solo quería su dinero y que era para pagar sus caprichos. Si fuera por necesidad, por algo que no le quedaba otra porque su situación era complicada, lo entendería de aquella, pero por otras causas, no.

Las pruebas de la muerte [Código 025#] [MO]Where stories live. Discover now