Capítulo 3: Fama.

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Hoy solo se escuchaba el bajo de una guitarra junto al sonido inexperto de un baterista, ambos eran compañeros que se conocían desde hace mucho tiempo y se reían tímidamente mientras seguían practicando sin parar, esperando a que más de su grupo se fuera uniendo. Desde la lejanía observaba la situación, sentada en el banco que había en el medio de aquel parque donde no muy lejos se encontraba la plaza donde esos dos chicos tocaban.

Me había retirado los auriculares, no me molestaba que ambos entonaran mal algunas notas, de hecho, sonreía suavemente al ver como ellos se daban cuenta e intentaban una vez más la canción. Cuando lo conseguían se podía ver la ilusión, una emoción que me contagió por completo. Insistir, intentarlo tantas veces hasta que no puedas más, eso era algo que podía valorar en los demás, sobre todo en mi padre.

No tardaría mucho en salir del trabajo, salía a las ocho de la noche cuando las luces empezaban a brillar las calles, volviéndose todo en un color verdoso a la vez que los robots eran más discretos por su trabajo de limpieza o antidisturbios. Sentada en ese banco, miraba todo con la mayor calma posible, sintiendo el aire frío de la noche que me iba acompañar.

Lugares como este son los que logran mantener mi mente tranquila, el sonido de las hojas moviéndose a un constante ritmo de una canción lenta hacen que valore la importancia de la naturaleza. Tan poca, tan poco apreciada, solo rodeada de tecnología que evoluciona poco a poco. Lo que una vez fue de Ic'nes, puede pasar para Oic, pero nunca acabará en manos de los ciudadanos de En'rec a no ser que cometas delitos.

Miraba perdidamente hacia el cielo oscuro donde la luna brillaba en un color más fuerte que las anteriores veces, supuestamente hoy era la noche más hermosa, una en donde las estrellas bailarían alrededor de ella para venerarla. Según Miles, decía que ahí fuera cada elemento tenía consciencia, que las lunas eran parte de algún tipo de deidad máxima al igual que los soles, que la oscuridad podría ser parte de alguien que puede llegar a ser maldad... o no.

Teorizaba mucho y fantaseaba demasiado, era algo que siempre le dije, ¿quién podía pensar en esas tonterías? Él lo hacía y siempre decía que nunca podíamos asumir nada porque no conocíamos lo que podía haber ahí fuera. Éramos rodeados constantemente bajo una capa de misterio emocionante o peligrosa.

Cerré mis ojos hasta que pude escuchar una vez más la nota mal entonada del guitarrista, las risas se oyeron de fondo junto a una timidez que no pude presenciar. Miré hacia el edificio de gran altura que había a mi derecha, posiblemente de unos cincuenta metros de altura, su tecnología mezclada con los materiales más resistentes de metal y similar dejaban en claro que ese lugar era el más prestigioso, pues justamente ahí se encontraba una de las tantas empresas que se encargaban de controlar todo lo que había en nuestros móviles.

Mi padre era uno de los que vigilaba lo que se subía en las redes sociales.

—Está tardando mucho —murmuré mientras miraba el reloj de mi móvil—. ¿Otra vez trabajando a deshoras?

Mi padre era testigo de las desgracias y asquerosidades que toda la gente del planeta Swedelay se atrevía a subir. Él en concreto se encargaba de eliminar videos subidos de tono en la zona de la ciudad de Oic, aunque en su momento se encargó de varias tareas que se dividían en las otras ciudades. No solo eso, también era encargado de solucionar problemas de pirateo, pérdidas de cuenta, estafas y muchísimos más problemas que acababan con su paciencia.

Él tenía cerca de veinte mil seguidores, podía ir subiendo más y más, pero no era conocido por la gente, sino porque era un sistema de pago que daban las empresas cada mes. La forma de pagar aquí no era con dinero como tal, sino con fama.

Digamos que es un sistema que hasta mi me es incómodo, pero básicamente cada mil seguidores, tienes un panel en el que puedes subirte ciertas ventajas: Más salud, más dinero, más fuerza, más velocidad, más inteligencia, más resistencia y más tiempo de vida. Como es de intuir, la mayoría va a lo que le importa que es el dinero, más tiempo de vida y más salud.

Las pruebas de la muerte [Código 025#] [MO]On viuen les histories. Descobreix ara