¡Ella es Nilia, nuestra salvadora! Repetían esas palabras constantemente mientras miraba el arma que tenía enfrente mía, dejando que las lágrimas de mis ojos cayeran sin parar mientras mi cuerpo temblaba. Una parte de mi alma pedía no tomar ese martillo mágico y que todos los que vivieran en este planeta sufrieran lo mismo que yo tuve que pasar. Pero cuando miraba a mi padre y gritaba aquella maldita canción con esa ilusión, la culpa me inundaba tanto que deseaba agarrar el martillo para acabar con esto de una vez por todas. "Nilia es nuestra salvadora", repetían mientras yo, desgraciada y estúpida, reía con dolor mientras dejaba que el miedo me consumiera. ¿En qué lío me he metido por querer seguir viviendo?
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