"Está es una historia común y corriente que puede pasar en cualquier momento, en cualquier parte del mundo, pero tiene de especial que la conozco yo y hoy se las voy a contar.
Aquél día, muy temprano en la mañana un chico rubio saltó de la cama y corrió al baño.
se dio una larga ducha en dónde limpio centímetro a centímetro toda la extensión de su aún no desarrollado cuerpo y luego lavó sus dientes dos veces seguidas.
se puso la ropa que había preparado, planchado y perfumado la noche anterior y decidió no mirarse en el espejo pues sabía que cambiaría de opinión, así había sido toda la semana.
No desayunó pese a los reclamos de su madre y salió por la puerta trasera tomando su bicicleta para llegar a tiempo.
Las calles conocidas del barrio le parecían nuevas con toda esa decoración hecha de hojas secas y doradas que se rompían debajo de sus ruedas, el verano había muerto y el otoño había llegado imponiendose una vez más.
Sentía el aire en su rostro y se preocupó por su pelo, no se lo había secado del todo y temia que ese viento se lo dejara en puntas.
Cuándo entró al aeropuerto dejó la bici asegurada y corrió hasta el interior sintiendo como su corazón le retumbaba contra el pecho.
estaba lleno lo que era natural, todos iban y volvían en aquéllos extraños y alargados aviones; él nunca había viajado en uno y esperaba hacerlo algún día.
Corriendo sin mirar se chocó de lleno contra un hombre de panza exuberante que detuvo su andar tomandolo de los brazos
-¡nene! ¿no ves por donde vas?
-ay deja a ese chico en paz-dijo una mujer a su lado
Él se soltó de aquéllas manos extrañas, a veces era agotador que los adultos, incluso los extraños, se crean con la autoridad de molestar a los niños de esa forma.
siguió recorriendo el aeropuerto sin correr pero a paso acelerado hasta que vio, de lejos, el cabello de su padre.
era gracioso, pensó mientras volvía a correr en dirección a ellos, ha pasado tanto tiempo en la casa de esa familia que era capaz de distinguir sus cabellos entre la gente.
Le llamó gritando cuando estuvo a pocos metros y entonces se vieron por primera vez después de meses.
el niño delgado y remera oscura volteó a verlo y corrió hasta él pese a los gritos de su madre.
cuando se alcanzaron envolvieron sus cuerpos entre si en un abrazo cálido, no se habían visto en todo el verano y parecía una eternidad, probablemente lo era.
Cuando finalmente se soltaron había algo que había cambiado.
tenían en sus miradas cruzadas algo nuevo que brillaba y que parecía un poco malo, al menos para ellos que aún no tenían doce años.
-¡ay estás marrón!-le dijo el rubio, su amigo había pasado el verano en una playa tomando el sol que había dejado muestras de su presencia en toda su piel
-y vos estás despeinado-le dijo él ayudando a la causa al despeinarlo aún más.
esa noche el chico rubio durmió en la casa del otro chico como cualquier otra noche.
pero no era otra noche.
Sentados bajo las estrellas se tomaron las manos y se miraron, lo sabían, había cambiado y estaba bien,o estaba mal,pero se sentia bien, se sentía a descubrimiento y a inocencia, a deseo, curiosidad y miedo.
también a amor.
esa noche se besaron en el patio con dos corazones en las manos, sin saber si aquél beso tonto,corto y primerizo iba a significar algo.
Hoy, quince años después, puedo decirles a todos que si, ese beso tonto, corto y primerizo fue el primero de muchos y lo sé porque esa historia es nuestra."
Francisco con su traje blanco bajó el papel con sus votos escritos en él y miró a Esteban, que tenía uno azul y lo escuchaba con lágrimas en sus ojos.
-era escribir votos diciendo que me querias, no hacerme llorar
todos en la boda rieron entre lágrimas, Fran sonriendo y luego de guardar sus votos en el bolsillo interno del saco tomó la mano de su futuro esposo listo para continuar la ceremonia, la unión de toda una vida juntos, de un amor que sí fue para siempre.
