Capítulo 47: El viento y la oscuridad

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Año Caxacius, Mes de las Almas, día 24

10:00 horas

Para sorpresa de nadie, habían llegado a sus aposentos y nadie había notado sus ausencias, y un par de horas más tarde les habían llevado comida.

Estuvieron solos todo aquel tiempo, sin atreverse a hablar por otro medio que no fuera sus mentes y, al momento de dormir, ambos estaban tan inquietos en esas habitaciones, con esas colchas tan cómodas, cálidas y aromas nuevos que, en algún momento, Caslien se trasladó a la habitación de él y durmieron juntos.

O, siendo sinceros, él durmió.

Caslien no dormía, y estuvo tensa toda la noche aún cuando él le pasó un brazo por los hombros, atrayéndola contra sí y haciendo que descansara la cabeza en su pecho. Dejándola escuchar el latido de su corazón porque sabía que eso la calmaba.

La mayor parte del tiempo le preocupaba que dormir fuera una tarea tan difícil que su hermana no lograba cumplir a menos que estuviera demasiado agotada, y lo habían intentado todo pero, como Caslien decía, su mente se negaba a seguir órdenes o apagarse, así que la mantenía en vilo siempre.

¿Cómo lograba mantenerse despierta con sólo un par de horas diarias -o, en ocasiones, cada tres días- de sueño? No tenía ni la menor idea. Pero no le gustaba ni un poco.

Como alguna vez su hermana estuvo a punto de perderlo, él no quería perderla a ella por algo que no podía controlar.

Tal vez tenía que empezar a noquearla él mismo para que durmiera.

Pero ni siquiera se dió cuenta y ya había amanecido, se sentía como nuevo y nada había cambiado de un día a otro, excepto por el hecho de que era él quien descansaba sobre Caslien en comparación a como se habían dormido, y su hermana estaba mirando fijamente el techo.

Una revisión superficial desde su lado del puente le hizo saber que estaba totalmente perdida en sus pensamientos, en un limbo, la oscuridad obstaculizandole cualquier entrada a su castillo de obsidiana, y Valtteri le frunció el ceño a su hermana mientras se levantaba.

Caslien ni siquiera parpadeó, simplemente se levantó de la cama despreocupadamente y salió de la habitación de él para entrar en la suya.

Él esperó junto a la puerta, pensando que tal vez Caslien se detendría, se diera cuenta de que no había saludado, regresara a él con una sonrisa y luego de saludarlo se iría nuevamente.

Realmente esperó por unos segundos junto a la puerta de su habitación.

Pero Caslien no regresó.

Así que se había sumido totalmente en sí misma.

Sabía que su hermana no debía quedarse sola cuando tenía sus momentos en que estaba abrumada, pero también sentía que esa vez... Esa vez debía respetar sus tiempos y su privacidad, aunque lo estuviera matando.

Así que se habían preparado para el día, y justo cuando Caslien salió de su habitación, ambos vestidos y encontrándose en la sala de sus aposentos, su hermana finalmente lo miró a los ojos, abriendo levemente las puertas de su castillo de obsidiana sólo lo suficiente para que él captara lo que quería decirle.

<<No voy a ir con ustedes>>, dijo Caslien, su voz libre de emociones.

Él se mantuvo derecho frente a ella, alzando una ceja en una pregunta silenciosa, sin entender a qué se refería con ustedes y a dónde se supone que iban.

Pero, antes de que Caslien le respondiera nada, escucharon pasos acercarse desde fuera de sus aposentos y se mantuvieron en silencio, mirándose a los ojos, una lucha interna en ellos, hasta que los pasos se acercaron a las puertas y se separaron justo cuando estas se abrían y su tío Lysander entraba a la sala, una sonrisa radiante en su rostro.

Reino de Sombras y EsmeraldasWhere stories live. Discover now