Capítulo 36: El rugido del viento

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Año Caxacius, Mes de las Almas, día 18

21:24 horas

Clayton.

Gallen.

Desaparecidos.

No.

No tenía sentido.

O tenía todo el sentido del mundo.

Pero ellos no podían desaparecer, ¿o sí?

No, esa era una suposición horrible.

Pero muy posible.

Bastian maldijo en voz alta mientras ella se pellizcaba el puente de la nariz.

—Eso no puede ser –señaló ella en voz baja.

—¿Cómo es siquiera posible que esos dos desaparezcan? –inquirió Bastian.

Ante el silencio de Asher, ella se detuvo, observándolo con cuidado mientras él hacía lo mismo con ellos.

—Sospechas de nosotros –afirmó ella, la incredulidad abriéndose paso en su interior, en sus entrañas.

Asher no respondió, y eso fue todo lo que necesitó como respuesta.

Bastian abrió mucho los ojos, sacudiendo la cabeza.

—Eso es muy halagador –comenzó su hermano, una risita incrédula escapándose de sus labios-, pero no. Iríamos con métodos más inteligentes que ir y secuestrar a esos dos.

—Pero lo que no es halagador –continuó ella, sacudiendo la cabeza-, es que pienses que los vamos a secuestrar para luego hacer un trueque. Es decir, lo haríamos en otras circunstancias, pero no con Thomas Ragenyon. No somos estúpidos.

Bastian asintió, sus ojos brillando.

—Mucho menos cuando los dos personajes son amigos de Annelisa y están locos por ella –soltó Bastian con sorna.

Ella le lanzó una mirada venenosa.

Pero fue curioso ver la reacción de Asher ante las palabras de su Bastian. Pasó de la principal cautela y desconfianza a la confusión, luego nuevamente sospecha y luego, finalmente, abrir sus ojos con total sorpresa.

Los miró a ambos, boquiabierto.

—¿Amigos? –casi gritó-. ¿Desde cuándo?

Ella alzó una ceja, aliviada de que dejara de desconfiar en ellos.

—No puedes saberlo siempre todo, Ash –respondió ella secamente.

Asher bufó, echándose hacia atrás en el sillón.

—Solo de ustedes, por lo que veo –replicó el hombre.

Era irónico, teniendo en cuenta que acababa de revelar uno de sus secretos mejor guardado.

Él seguía sorprendido y Bastian quería seguir burlándose.

—Olvídate de nosotros –prosiguió ella, ansiosa-. ¿Qué sucede con el General y el príncipe?

Asher se había relajado visiblemente en su asiento.

—Las investigaciones dentro del castillo luego de la desaparición de la princesa y la reina indicaron que los traidores estaban dentro del pasillo –comenzó Asher, ahora luciendo casi aburrido-, alguien con acceso a ellas sin levantar sospechas. Luego encontraron los aposentos del príncipe Gallen hechos un caos y sin rastro de él.

Su voz le comenzaba a llegar desde muy lejos y luchó por concentrarse en los labios de él, que se movían.

—Fue entonces cuando acusaron al General Rainarth de traición –prosiguió él, haciendo una leve mueca-, pero no lo encontraron. Así que como no está, van a castigar a sus tropas. Si él es culpable, sus hombres también.

Reino de Sombras y EsmeraldasWhere stories live. Discover now