Capítulo 15: Que no te atrapen

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TW: Escenas explícitas de violencia física. Uso de armas blancas, cortes profundos en la piel que pueden no agradar.

Ahora sí, a leer.

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Año Caxacius, Mes de la Hoguera, día 30

14:22 horas

Desde pequeños, a los mellizos se les había enseñado a defenderse, entrenando sus cuerpos como armas y a cuidarse como templos, con una parte del entrenamiento dedicada a que no permitieran que los encerraran o, dependiendo de la situación, a escapar.

Y en ese momento, a pesar de que sus sentidos estaban algo opacados, los tres hombres frente a ella no representaban una amenaza real.

Su labio se curvó de una manera imperceptible, y de algún lugar en la parte trasera de su vestido sacó un par de pequeñas y filosas dagas de cerámica, pero no enseñó sus manos.

Guardó silencio, su rostro mostrando una leve confusión.

El que tenía la sonrisa que le incomodaba caminó entorno a ella, manteniéndose lo suficientemente lejos como para no tocarla, pero ella pudo detallarlo notando que, efectivamente, el color negro ocupaba sus ojos por completo. Tal vez tentaba mucho la situación, pero...

—Podemos divertirnos un poco, ¿cierto? –le preguntó el hombre a sus compañeros, dándole otra nueva y maliciosa mirada.

Una mirada peculiar y perturbadora. Asquerosa. Los tres.

—Ni hablar. Debemos entregarla en una pieza –se negó uno de ellos, y el primero se colocó a un poco más de un metro de distancia a su espalda.

Ella se movió ligeramente, manteniendo a los tres hombres en su campo visual.

El tercero de ellos lucía pensativo al observarla fijamente.

—El jefe tenía razón, es imposible equivocarse –dijo-. Tiene ojos de tormentas, relámpagos encerrados en cristales.

Ella se tensó, pero mientras ellos continuaban hablando tuvo la certeza de que pensaban que ella era incapaz de entender o escuchar lo que decían.

Aprovechó su ineptitud para robarles información.

—Esta es la que se hace llamar Annelisa, ¿cierto? Y el otro mocoso es Bastian.

—Sí, espero que la recompensa sea buena. Encontrar a estos niños y usar estos frágiles cuerpos ha sido una verdadera molestia.

Bien, ella no desbordaba paciencia y ya había sido suficiente.

—¿Quién los envió a buscarme? –exigió ella, su voz calmada y fría, provocando un sobresalto en los tres.

Pero rápidamente la sorpresa se convirtió en arrogancia, llevándolos a adelantarse un paso cerca de ella, mirándose entre sí.

—Bueno, puede que esto sea un problema. Pensé que estaba en algún tipo de trance.

Eran idiotas.

—O muy desorientada para darse cuenta de cualquier cosa.

Idiotas ignorantes.

—Da igual, no vamos a responder a tu pregunta, pequeña, se nos acaba el tiempo. Pero te puedo adelantar algo: para fortuna tuya y de tu hermano, pronto se reunirán son sus padres.

Una oleada de frío la recorrió de pies a cabeza, aquella energía en sus venas saltando y quemando diferentes puntos en su cuerpo, exigiéndole que la usara. Ella no le permitió hacer más ruido, controlando su cuerpo y manteniéndolo firme, al pendiente de cada uno de los movimientos a su alrededor.

Reino de Sombras y EsmeraldasWhere stories live. Discover now