Capítulo 10: Espectadores en la oscuridad

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Antes de comenzar el capítulo, les dejo advertencias sobre el contenido del capítulo.

Incluye y no se limita, a violencia, mutilaciones y descripciones explicitas sobre esos contenidos.

Sin más, disfruten del capítulo.

Que tengan un feliz año nuevo, que el 2023 sea un excelente año para todos nosotros y gracias por quedarte a acompañarnos, a mi y a los mellizos, en esta historia.

Los quiero mucho.




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Año Caxacius, Mes de la Hoguera, día 25

21:30 horas

El corredor, molestamente estrecho, estaba completamente a oscuras.

Varias veces sus botas pisaron cosas que prefería ignorar su origen, pero la desagradable suavidad dejaba mucho a la imaginación, enviando escalofríos por su espalda.

Tenía la sensación de que la humedad y fetidez se le pegaba a la piel, y ella se apresuró a salir de allí.

Pasando entre los corpulentos y malhumorados centinelas que custodiaban la entrada al corredor, les lanzó una mirada asqueada y cuando estuvo lejos, se permitió llenar sus pulmones de aire fresco.

Odiaba ir a ese lugar.

No sólo era el mal olor, si no que la gente que había conocido allí.

Muchos no le agradaban, por no decir nadie. Había estado sentada en la misma mesa que asesinos y ladrones sin moral o ética alguna, que no merecían ni un poco de respeto por las atrocidades de las que se enorgullecían.

No era que a ella le gustara ir para luego salir juzgándolos. Sólo era que había escuchado muchas de sus historias.

Y luego estaban aquellos bien vestidos, que a la luz del sol mantenían fachadas impecables de trabajadores, empresarios honestos; orgullosos y amorosos padres de familia.

Pero, al pisar ese lugar en la noche, se dejaban llevar por sus peores impulsos, las máscaras dejadas en la entrada. La peor escoria.

El anonimato era importante, sobre todo si formabas parte de ese último grupo. Aquellos de la aristocracia protegían ese lugar, así que nadie metía sus narices allí.

Era uno de los lugares más seguros de Castatis.

Pero <<seguro>> no significaba <<agradable>>.

Estaba bastante lejos de casa, y pronto Bastian comenzaría a ponerse nervioso y a hacer preguntas.

Y seguramente, se pondría furioso al enterarse a dónde había ido sola.

Únicamente había ido porque confiaba en su contacto, quien había insistido en que su presencia era necesaria para cerrar un acuerdo. No le había agradado la idea, pero no podía perder ese trato.

Y no quería involucrar a Bastian en ese asunto en específico.

A veces era difícil tener algo únicamente propio cuando se tenía un hermano –mellizo, para más- como Bastian, que siempre estaba sobre sus hombros. Lo controlador y sobreprotector que podía llegar a ser era molesto. Que actuara como si ella no fuera capaz de defenderse sola hacía que sus venas ardieran con furia.

Reino de Sombras y EsmeraldasWhere stories live. Discover now