Vínculos Duplicados

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Ya habían pasado algunos meses desde el nacimiento de Donum, la pequeña niña que había traído luz y felicidad a la vida de su padre, y también a la vida de la reina Isabella

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Ya habían pasado algunos meses desde el nacimiento de Donum, la pequeña niña que había traído luz y felicidad a la vida de su padre, y también a la vida de la reina Isabella. Los empleados de palacio y el resto de la población también amaban a la niña, cuidaban de ella con afán y dedicación, enviaban regalos para la pequeña como signo de alegría y bienvenida al mundo, raros eran aquellos que se negaban a aceptarla. Solo los ancianos eran los únicos que aún no se acercaban a verla y darse la oportunidad de apreciarla como el resto de los habitantes. Lorenzo e Isabella sabían cuan difícil sería convencerlos de aceptar a la hija del rey; hija que según citan en sus frases: "Fue concebida en pecado", pero ambos reyes intentaron darles espacio para acostumbrarse a la niña en palacio.

Tristemente; los ancianos no eran los únicos capaces de rechazar a la niña; su madre también era una de ellos. Ya habían pasado meses y aquella mujer seguía sosteniendo su palabra: "No la quiero", era lo que solía citar cada vez que alguien mencionaba el tema o acercaba la niña a ella; siempre buscaba las maneras de evadir a la bebé o la conversación si esta tenía algo que ver con Donum. Así que Isabella jamás volvió a intentar fortalecer los lazos madre-hija entre María y Donum; solo se dedicó a la crianza de la pequeña con ayuda de las nodrizas.

Dejando el tema de María y su rechazo a un lado...

La pequeña cada día crecía más y más, y su belleza desde ya era notable. Tenía unos ojos divinos, azules como el color que presentan los ojos de su progenitor, cabello negro y rizado como su madre biológica, y el color de la piel como lo era la de su padre, era una piel clara y con mejillas rosas y regordetas. Pero todo lo demás, era exactamente como su madre. Misma forma de la cara, pestañas largas y abundantes, y al igual que sus padres, la niña también era una belleza.

Isabella aún cuidaba de ella, incluso si su vientre ya era bastante grande y muy notable; las parteras y médicos recomendaron dejarle el trabajo de la crianza a una nana o nodriza, alegando que no era conveniente cargar el peso de la niña mientras aún estuviera embarazada. Pero aún así, Isabella no sentía seguridad al dejar la niña en manos de cualquier otro que no sea su padre, Angelina o ella misma. Tenía un apego a la niña, y la protegía como nunca antes lo había hecho con alguien, quizás era por el hecho de saber cuán complicado sería para Donum crecer en un ambiente como lo era ese; donde su madre la negaba y donde los ancianos la tomaban como una aberración debido a la circunstancia de cómo llegó al mundo.

Aparte de sus progenitores, solo se le tenia permitido a Angelina estar cerca de ella y tomarla en brazos. Así es como han estado cuidando de ella, hasta que Isabella empezaba a sentirse mal de salud, fue la única manera en que la niña tuvo que pasar a manos de Angelina.

— ¿La reina se siente bien? — preguntó su dama de compañía con preocupación — La notó algo pálida.

— Estoy bien... solo... cuide de Donum — respondió la reina — No deje que María se acerque a ella, no sin supervisión, son órdenes de nuestro rey.

Vestigios Nocturnos:  Vínculos DoradosWhere stories live. Discover now