Serial Killer; Gojo Satoru.

XL

Siendo su cumpleaños el 07 de Diciembre, Sunmi tenía una sorpresa para su novio quien iba a cumplir los 18 años. Satoru, siendo fanático de Digimon, un día había hecho un maratón de la serie para verla junto a Sunmi. Aunque casi no era fanática de la franquicia, sabía los conceptos clave. Así que, llegado el 07 de Diciembre, después de clases, en la habitación del chico luego de alistar todo para comenzar a ver su serie favorita, Sunmi le entregó una caja de regalo.

— Toma amor. Feliz cumpleaños.

Satoru no pudo esconder su asombro al ver la caja de regalo. Era muy diferente de lo que hubiera imaginado. Su novia sabía que él era fanático de Digimon, pero nunca imaginó que ella haría algo así. Al desenvolver el regalo, se maravilló aún más. Era una figura de Agumon, su Digimon favorito.

— Sunmi... ¿Cómo...? — Sunmi sonrió con nervios mientras se rascaba la nuca.

— Eh... Sí, yo... La vi hace dos semanas cuando regresaba de una misión. Espero que te guste.

Dijo ella, omitiendo el dato que el dinero con el cual había comprado la figura era para ella comprarse un peluche de Rei Ayanami, su personaje favorito de Evangelion. Satoru la abrazó fuertemente, agradecido por su regalo. Esta vez, fue él el que estaba nervioso.

— Amor, esto está hermoso... Gracias, de verdad...

Ya no podía más con la emoción y le plantaba un beso en los labios, feliz por haber tenido una novia tan genial como ella. Sunmi rió suavemente entre el beso mientras correspondía con la misma dulzura. Finalmente, Satoru se alejaba lo suficiente para poder verla a los ojos directamente.

— Esta es una de los mejores regalos que alguna vez me han dado... ¿Qué podría regalarte yo un cambio? — Sunmi rió suavemente para luego besar su mejilla.

— Amor, no tienes que regalarme nada a cambio. Yo te lo di por tu cumpleaños.

— Pero, aún así, me gustaría hacer algo para que podamos decir que fue un intercambio de regalos...

— Con ver tu sonrisa, estoy bien.

Al escuchar eso, Satoru sonriente la besó en su mejilla una vez más, como muestra de agradecimiento.

— Sunmi... Te amo.

— Yo más a ti... — dijo Sunmi con dulzura en su voz.

Al oír la frase, Satoru le pasó los brazos por la espalda y la atrajo más cerca. No pudo evitar poner su frente sobre la de ella, con los ojos llenos de amor.

— Te amaré por siempre... No estoy seguro de lo que sería de mi sin ti...

Sunmi cerró sus ojos azules mientras dejaba sus manos en las mejillas de él.

— Podrás ser el más fuerte, pero aún así, yo te cuidaré y te protegeré por sobre todas las cosas.

Al escuchar eso, Satoru sentía su corazón llenarse de amor. No había nada en el mundo que quisiera más que estar con ella el mayor tiempo posible.

— Por favor hazme una promesa... — Sunmi besó su frente.

— Te prometo lo que sea, mi amor.

Satoru suspiró con felicidad y por respuesta le plantó otro beso en los labios. Pero, justo después, le hizo una pregunta muy importante:

— Y... ¿Quieres un día casarte conmigo?

Sunmi se ruborizó agresivamente gracias a sus palabras. Sus ojos azules brillaron tanto que parecían dos diamantes.

— Sí... — susurró con dulzura —. Sí, me casaré contigo.

Al escuchar esa respuesta, Satoru la abrazó fuertemente para besarla otra vez. No podía creer que lo hubiera aceptado. Tenía tantas ganas de estar con ella que no sabía si ese momento era real o sólo estaba soñando. Su corazón latió fuertemente al sentir el calor de su cuerpo.