XXIV

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Miraba hacia la ventana. Había caído la noche y sólo la Luna entraba a su habitación.
Había sido sanada con la Técnica de Maldición Inversa, la misma que Shoko usó con ella en su entrenamiento. No hay cicatriz en su rostro, no hay alguna herida en su cuerpo. Está limpia, lamentablemente su mente está llena de suciedad.

En el momento en que abrieron la puerta, se dio cuenta quién era. Simplemente miró hacia la ventana de nuevo para no verlo a la cara.

- ¿Cómo estás?

- Largo de aquí.

Naoya suspiró y entró a paso cauteloso. Sunmi, para él, era como un animal salvaje; en cualquier momento lo podría atacar.

- Tú lo llamaste, ¿no?

- Él llegó aquí. No sabemos para qué - respondió, tomando asiento en el borde de su cama, al lado de ella.

- Y le contaste, ¿no? No puedes quedarte callado, ¿verdad? Si tanto admiras a ese sujeto, lárgate de aquí y déjame en paz.

- Sunmi, mommy, escúchame. No quiero lastimarte más - suspiró mientras que ella hizo una mala cara -. Estás muy callada...

- Eso no es de tu incumbencia.

- Reina, escucha... Lo mejor sería que tú te encargaras de matar a Satoru.

- No, no lo haré.

- Sunmi, escúchame - la abrazó por los hombros. Ella, por otro lado, en un momento donde su mente se encuentra en su mayor declive, se quedó mirando un punto fijo de la habitación sin molestarse el abrazo de Naoya -. Tú mejor que nadie conoces a Fushiguro Toji. Sabes cómo es. ¿Qué piensas que le hará a Gojo Satoru?

- Lo matará... - susurró.

- Sí, lo matará y de una manera terrible. ¿Cómo te trató a ti? ¿Y sabés por quién te trató así? Por él. Por Gojo Satoru.

Aprovechó la vulnerabilidad de Sunmi para burlarse de ella. Sabía que en ese momento no iba a atacarlo. Estudió tan bien a la chica que sabe cuándo y cómo atacar.

- En el nombre de Gojo Satoru es que te maltrató. En el nombre de Gojo Satoru es que te terminó vendiendo al Clan Zen'in. En el nombre de Gojo Satoru es que aquí te han tratado como si no valieras nada... Si Gojo Satoru no existiera, tú vida sería más tranquila, ¿no crees? - besó su mejilla, quedando a escasos centímetros de su oído para comenzar a susurrar -: Mátalo. Mátalo y hazle pagar por todo el daño que te hicieron por culpa de su existencia. Mátalo y dejarás de sufrir, tendrás el cariño de tu padre, el respeto del Clan Zen'in y podrás estar más tiempo con Maki y Mai. Mata a Gojo Satoru para que puedas ser feliz.

Al verla en ese estado, donde su mirada está perdida en algún punto de la habitación, se dio cuenta que había logrado su objetivo. Sonrió de lado y volvió a besar su mejilla.

- Descansa, Sunmi. Recuerda que mañana tienes que ir a la academia.

Se levantó de la cama para luego salir de la habitación, dejando a la pelinegra con dudas en su cabeza.

"Mátalo", era la palabra que resonaba en su cabeza.

Los golpes que su padre le volvió a dar, era la escena que una y otra vez se reproducía en su mente.

La sonrisa de Satoru, sus ojos, su cabello, el calor de sus manos y su voz, era una imagen que no se borraba de su mente.

Se recostó en la cama, teniendo un colapso mental, donde el amor y el odio estaban luchando a muerte para tener un vencedor en su corazón.

¿Qué debía hacer?

Miraba la puerta del salón. Jamás llega tarde, ¿por qué ahora sí? No sólo le extrañó a él, sino también a sus amigos.

Serial Killer; Gojo Satoru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora