XXII

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— ¿Cuánto capítulos tiene Evangelion?

— 26 capítulos. Más dos películas — respondió ella, estirando su cuerpo para comenzar con el entrenamiento —. Para el siguiente año, creo que en Septiembre, se estrenará otra película: Evangelion: 1.0 You Are (Not) Alone.

— Y es claro que quieres ir a verla, ¿no? — preguntó su amigo, que estaba posicionado frente a ella, también estirando su cuerpo.

— Obviamente.

— ¡Ya tenemos un plan! — exclamó Haibara, emocionado — ¡En Septiembre de 2007 vamos al cine para ver Evangelion!

Sunmi lo miró y asintió, con una suave sonrisa en sus labios. Verla sonreír le calentaba el corazón, así como brincaba de la emoción. En dos días cumplirían tres meses, por lo que estaba emocionado. Quería que la hora de salida llegara pronto para tener lista la sorpresa para su novia.

— Bien, Sunmi, que sea tu amigo no quiere decir que me tiente el corazón para el entrenamiento — comentó Suguru, sonriendo con calidez. Sunmi le sonrió mientras negaba.

— ¡Suguru, cuídame bien a mi niña! — exclamó Satoru, en tono de broma pero aún con algo de seriedad en él. Suguru rió y Sunmi se sonrojó.

— No te preocupes, Satoru. Sunmi siempre va a estar bien.

Satoru sonrió y asintió. Al ver a su novia, le levantó el dedo pulgar haciendo que ella sonriera.

Crystarium y Murasame eran sus dos técnicas malditas. ¿Cuál controlaba mejor? Crystarium. Murasame no solía usarla a menos que sea necesario y, cuando la solicita en su ayuda, nunca sale bien.

Miró las palmas de sus manos. ¿Era igual que crear un arma de cristal? Concentró toda su energía en las palmas de sus manos hasta cerrarlas en un puño. Pequeños rastrojos de energía maldita comenzaron a rodear sus puños, sin embargo, era un poder descomunal para una persona que jamás lo ha usado que se terminó formando una burbuja en sus puños para, posteriormente estallar y tirarla al suelo como si hubiera recibido un fuerte empujón.

— ¡Sunmi! — exclamaron y Satoru fue inmediatamente por ella.

La chica, lejos de quejarse, se sentó en el césped mirando sus manos. Entrecerró sus ojos al ver que ahora en las manos tenía cicatrices de quemaduras. Todo su cuerpo tiene cicatrices, pero agradecía que esta vez, solamente ella se las había hecho.

— Sunmi, nena, ¿estás bien? — preguntó Satoru, arrodillándose a su lado. Se fijó en sus manos y las quemaduras que había sufrido —. Shoko no puede sanar eso, ¿o sí?

— Uhmm... No lo sé — respondió Sunmi, dejando sus manos sobre su regazo —. Bueno, es una habilidad nueva, es claro que voy a seguir saliendo lastimada — lo miró. Él la observaba con preocupación —. Tranquilo, estoy bien.

— Tienes quemaduras en... — tomó ligeramente sus manos. Ella liberó un pequeño quejido. Le dolía, sí, pero no quería preocuparlo.

— Tranquilo, corazón — besó su mejilla —. Estoy bien. Siempre lo estaré.

Satoru suspiró y asintió. Sunmi sonrió y besó su frente.

— ¡Quítate, Satoru, ellos están entrenando! — exclamó Shoko, causando una risa en Sunmi y que Satoru sonriera. Antes de alejarse de ellos, ayudó a la chica a ponerse de pie y besó su mejilla. Tomó asiento al lado de su amiga.

— ¿Estás segura de continuar? — preguntó Suguru, preocupado.

— Sí. Completamente — contestó segura de sus palabras.

Serial Killer; Gojo Satoru.Where stories live. Discover now