XIX

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¿El miedo invadió su cuerpo? No. En absoluto. Él quería que Gojo viera el lado más agresivo de Fushiguro.

— Sunmi, ¿qué puedo hacer por ti? — preguntó, fingiendo amabilidad. Satoru, llevaba sentada en sus hombros a la otra niña, a Mai, mientras que Sunmi tomaba de la mano a Maki.

— Últimamente veo que te estás llevando bien con Maki — comentó, sonriente.

— Algo así — respondió con desdén. Al notar ese comportamiento, respiró hondo — ¿Y qué? Tú no eres...

— Te voy a pedir que la respetes, ¿sí? Es una niña, no tienes porqué hacerle daño.

— ¿Ahora te las das de heroína? — preguntó con evidente burla.

— No se trata de ser una heroína, se trata de ser una persona decente. Tienes que aprender a respetar a los demás, especialmente a los menores de edad.

— Tú y yo somos menores de edad también. Así que...

— No, Naoya. Que todavía no cumplas la mayoría de edad no te da ni derecho mucho menos justificación para que golpees a Maki.

— Sunmi-senpai... — murmuró apenada la pequeña. Satoru al darse cuenta de la tensión del momento, tomó a Maki de su hombro para alejarla de ellos.

Naoya miraba con burla a Sunmi, quien lo observaba de manera fría. Lo negaba, pero sentía cómo ese par de orbes zafiro le congelaban hasta los huesos.

— Maki no merece el trato que le has dado. Nadie merece ser tratado con desprecio o crueldad. Y mucho menos por una persona débil.

— Ella es la débil, no yo — respondió a la defensiva —. Si no puede soportarlo, no debería estar aquí. Además, ella misma se ganó ese trato al nacer sin energía maldita.

Sunmi presionó sus puños, a punto de soltarle un puñetazo, pero sabía que tanto las niñas como Satoru se encontraban presentes. La niña, por otro lado, estaba al borde de las lágrimas pero Satoru dejó una mano sobre su cabeza para calmarla.

— Eso no te da derecho a tratarla de esa manera. Las fortalezas de cada uno son diferentes, y todos merecen respeto.

— No me importa lo que pienses. No me dices qué hacer — respondió él, con el ceño fruncido.

— No te estoy diciendo qué hacer. Te estoy recordando cómo debes tratar a los demás. Si no aprendes a respetar a los demás, nunca serás un verdadero hechicero. Ni mucho menos la cabeza principal del Clan Zen'in.

Naoya parece dudar por un momento, como si algo en las palabras de Sunmi lo hiciera reflexionar. Aunque más bien lo hicieron molestar.

— No estoy aquí para ser tu enemiga, Naoya, date cuenta que somos familia y ninguna de nosotras te ha molestado en lo absoluto. Pero te exijo que cambies tu actitud y trates a los demás con dignidad. No toleraré que lastimes a las niñas de nueva cuenta. Pídele una disculpa.

— ¡¿Qué?! ¡Yo no voy a hacer eso!

— Naoya — habló firmemente, cruzando los brazos. Sabía que el pedir un favor o una disculpa era una humillación para él, así que lo hacía con intención de molestarlo. El chico resopló y se puso de cuclillas para mirar mejor a la niña que estaba al lado de las piernas de Satoru.

— Maki, me disculpo por mi comportamiento — Sunmi se mordió el labio, aguantando la risa —. No volveré a hacerlo. ¿Me das un abrazo?

— No. No la toques — dijo Sunmi, dándose media vuelta —. Gracias por comprender, Naoya — tomó a Maki para cargarla en brazos —. Verás que de ahora en adelante, la convivencia será diferente — le sonrió con calidez —. Voy a salir con las niñas y mi novio, no tardamos.

Serial Killer; Gojo Satoru.Место, где живут истории. Откройте их для себя