XXXVIII

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Llegado el amanecer, cuando los rayos de Sol golpeaban ligeramente el rostro de Sunmi, poco a poco, fue abriendo sus ojos para que se pudieran adaptar a la luz del día. Al tener la vista aclarada, se dio cuenta que Satoru tenía el rostro escondido entre sus pechos, haciendola reír por esa tierna acción. Luego se dio cuenta que eran las 9:00 hrs. La hora del desayuno, así que lentamente, se separó de él, sintiendo algo de frialdad al separarse. Decidió tomar una ducha, aprovechando que era fin de semana y que no tenía que tener prisa para salir corriendo a la academia. 

Minutos después de que se fue, Satoru abrió sus ojos lentamente. Al ver que estaba en la habitación de su novia, se sonrojó agresivamente mientras el sentimiento de vergüenza se adueñaba de él. Se sentía el peor novio del mundo al recordar, difícilmente, lo que había pasado la noche anterior. Como no recordaba mayor parte, se sintió tan mal, creyendo que había cometido un acto impuro sin el consentimiento de ella.

Cuando Sunmi salió de su baño, ya traía su ropa puesta, pero su corto cabello ligeramente húmedo. Al ver a Satoru despierto, le sonrió cálidamente, pero no se esperó que él corriera a ella para abrazarla fuertemente.

— Dios mío, perdóname — dijo él, sollozando —. Perdóname, no quería hacer eso anoche. No pensé que esa cerveza se me iba a subir tanto... No quería obligarte a nada.

— Oye, ¿de qué hablas? — preguntó Sunmi, mirándolo con confusión.

— ¿Eh? 

Al separarse, Sunmi lo miraba con calma y luego rió suavemente mientras lo sentaba en la cama. Comenzó a peinarle su cabello para luego besar su frente con mucha dulzura. El dulce aroma de vainilla que ella emanaba hizo que Satoru suspirara profundamente y la abrazara por la cintura para atraerla a él. Recostó su cabeza en los pechos de ella nuevamente.

— Anoche solamente te ayudé a darte una ducha y luego nos quedamos dormidos — explicó Sunmi, acariciando su cabello —. No hicimos nada. Tranquilo.

— Lo siento... Como no recordaba bien... Pensé que habíamos hecho algo o, peor aún, que te había obligado. Créeme que quisiera que ese momento fuera muy especial para los dos...

— Tranquilo... No sucedió nada — lo sostuvo de las mejillas para hacer que levantara la cabeza. Le secó el rastro de lágrimas, besó su frente para darle calidez y calma. Él suspiró profundamente.

— ¿De quién es la pijama? Me queda algo pequeña.

— De Naoya — dijo ella y Satoru hizo una mueca haciendo reír a Sunmi mientras lo abrazaba del cuello. Él sonrió al verla reír y se levantó de la cama para cargarla por la cintura y comenzar a hacerle cosquillas en el cuello con la punta de su nariz haciendo que su risa siguiera — ¡Basta! ¡No!

En ese momento, tocaron a la puerta, interrumpiendo el momento que estaba teniendo la pareja. Sunmi fue a abrir en el momento que Satoru la dejó en el suelo. Al abrir la puerta, le sonrió a la sirvienta que le estaba tendiendo el uniforme que Satoru llevaba la noche anterior.

— Disculpe, señorita Sunmi, pero anoche me tomé la libertad de lavar la ropa de su invitado para que ya no oliera más a alcohol — dijo aquella mujer. Sunmi asintió de manera tranquila, comprendiendo sus palabras —. Por cierto, el desayuno ya está listo. La están esperando en la mesa.

Sunmi tomó la ropa de Satoru. Luego de mirarla por algunos segundos, sonrió con malicia para levantar la mirada a la mujer que seguía frente a Sunmi. 

— ¿Puedes preparar un plato más, por favor? — preguntó Sunmi. La sirvienta, sin dudar pero comprendiendo, asintió y se retiró a la cocina. La joven se giró para ver a su novio y hacerle entrega del uniforme —. Vamos a desayunar.

Serial Killer; Gojo Satoru.Where stories live. Discover now