XV

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¿Recibieron castigo?
Sí.

El fin de semana tenían que asistir a la academia para regar las plantas de la escuela. Todas y cada una de ellas.

Directo a la Unidad Deportiva, Ieiri iba con Sunmi de la mano, llevándola de tienda en tienda mientras sus demás compañeros esperaban por ellas. El tiempo que pasaban dentro era breve, así que más de cinco minutos no tardaban.

En una tienda de ropa, Sunmi se dio cuenta que una niña estaba corriendo en los pasillos sin fijarse en su alrededor.

La pequeña parecía ser algunos años menos que sus tías, aún así, estaba llena de energía; algo que a ella le robaron desde temprana edad.

Alejó su mirada de la pequeña para mirar a su amiga que escogía algunas prendas de vestir.

Ha convivido con niños desde que llegó al Clan Zen'in, por lo tanto, estaba siempre atenta a su alrededor, principalmente en la niña que seguía corriendo.

Por error, gracias a la adrenalina en su cuerpo, no se dio cuenta que chocó contra un espejo de cuerpo completo causando su caída. Sunmi inmediatamente corrió por la niña al ver que iba a caer cerca de los vidrios rotos. La cargó de sus costados para levantarla del suelo y evitar alguna lesión grave.

— ¿Estás bien? — preguntó Sunmi a la niña, por lo cual asintió temblando de miedo.

— ¡Sunmi! — exclamó Shoko preocupada, acercándose a su amiga — ¿Estás bien? ¿Ambas están bien?

— Sí, estamos bien.

Miró los vidrios rotos. Con su técnica podía arreglar el espejo. O eso esperaba.

— Lleva a la niña con su mamá, por favor — pidió de manera amable, por lo cual, Ieiri asintió sonriente.

Al dejar la niña en el suelo, la castaña tomó su pequeña mano para ser de ayuda en regresar con su madre.
Sunmi, al verlas irse, tomó los costados del espejo para levantarlo.

Estaba roto. Su reflejo estaba roto. El reflejo de Fushiguro Sunmi estaba roto.

No le tomó importancia, así que dejó una mano en el centro del vidrio, donde reflejaba su corazón, para iniciar la reparación.

Pequeños cristales brotaban de la palma de su mano. Poco a poco se iban uniendo hasta formar uno solo de nuevo. Las grietas desaparecieron. Dejó el vidrio como si nadie lo hubiera tocado.

Por los vidrios que quedaron en el suelo, ella los juntó de manera cuidadosa. Sólo rasguñó ligeramente la palma de sus manos pero no pasó a mayores. Al dejarlos en la palma de su mano, formó una pequeña esfera de cristal donde quedaron encerrados hasta que ella hizo desvanecer la esfera.

El pasillo quedó como si nada hubiera pasado.
Sunmi suspiró y se levantó del suelo.

— Sunmi — habló Suguru, ella se dio media vuelta para verlo — ¿Qué sucedió? Escuchamos vidrios rotos.

— Una niña tiró ese espejo — apuntó a su lado, en dirección del objeto —. Tuve que arreglarlo antes de que llegaran a cobrar por él o que la niña se lastimara.

¿La estaba juzgando mal? Sí.

— ¡Amor!

Al girarse, recibió un fuerte abrazo del de ojos azules. Al estar desprevenida, provocó que sus rodillas se doblaran y quedara a la altura del pecho de él.

— ¡Mi amor! ¿Estás bien? ¿No te pasó nada?

— Estoy bien, amor. Tranquilo — respondió Sunmi suavemente.

Serial Killer; Gojo Satoru.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt