XII

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— Así que todo salió bien.

— Es correcto — respondió la pelinegra.

Gojo, Suguru y Shoko se encontraban dentro de una tienda de autoservicio comprando algunas bebidas. Por otro lado, a lo lejos, logró distinguir a dos estudiantes más; Yu Haibara y Kento Nanami, se aproximaban a su ubicación.

— Bueno, ya es un gran logro y avance para Shoko. Felicidades, Fushiguro. Lo hicieron bien.

— Gracias, sensei.

— Pueden tomarse la tarde, no se preocupen. Estaré en una reunión, así que son libres de clases por hoy.

— Muchas gracias. Nos vemos mañana.

— Hasta mañana.

Luego de que la llamada finalizó, los demás chicos salieron de la tienda, así como los otros dos llegaron hasta ellos.

— ¡Sunmi-senpai! — exclamó Haibara con emoción. Gojo sintió una leve opresión en el pecho por la manera en la que se refirió a ella.

— ¿Por qué me llamas senpai? — preguntó confundida.

— Porque vas en segundo año.

— Pero tenemos la misma edad.

— Oh... — Haibara rió mientras rascaba su nuca. Sunmi negó sonriente —. Lo siento, creí que eras mayor que yo. Me disculpo.

— Ya, déjalo. No te preocupes.

La buena interacción que había entre esos dos llegó a incomodar al chico se gafas oscuras. Sí, tenía un autoestima alta, seguridad en si mismo, pero... ¿Por qué se sentía así? Sunmi jamás se vio interesada en alguien más, incluso creyó que le iba a rechazar, ahora, que la chica por la que él se sentía atraído, por la que tenía fuertes sentimientos, finalmente estaba con él, ¿le dolía pensar en que la iba a perder?

— ¿Satoru? — preguntó, sacándolo de su trance. Logró ver a los demás yendo en dirección del centro comercial.

— ¿Huh? ¿Qué pasa, Sunmi?

— ¿Te encuentras bien?

— Ah... Sí, claro. ¿Por qué?

— Te veo muy distraído — ella inclinó la cabeza — ¿Te encuentras así por la misión?

— En gran parte, sí.

— ¿Y la otra parte no? — él suspiró. Sunmi era muy persuasiva. Miró sus ojos azules, brillaban tanto, a comparación de cuando se encontraba con Haibara — ¿Qué es lo que te abruma?

— Quería estar contigo en la misión — contestó. Ella sonrió de manera diminuta y tomó la mano del chico. Era suave.

— Tranquilo — susurró —. La próxima misión, la hacemos tú y yo, sin nadie acompañándonos.

Sonrojado, sonrió y asintió. Sunmi sonrió de manera diminuta y tiró de su agarre. Gojo, por su parte, la siguió, haciendo leve fuerza en su mano para sentirla más cerca.

Culpa. Rencor. Sentimientos encontrados. Ansiedad. Odio. Amor.

Llegaron hasta la zona de videojuegos. Inmediatamente, Gojo corrió hasta el arcade, tomando aún la mano de Sunmi. Ella, difícilmente, podía seguirle el ritmo. En su camino, pasaron por una máquina de garra, donde dentro, había un peluche que llamó la atención de la joven. Esperaba que estuviera aún ahí antes de irse.

— ¡Si gano yo, me vas a comprar todas las hamburguesas que quiera, Suguru! — exclamó Satoru, mirando al pelinegro, quien se sentó en el arcade de enfrente.

Serial Killer; Gojo Satoru.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ