XXXVII

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— Mi niña, iré a una misión — dijo Satoru, llegando hasta Sunmi para besar su mejilla. Ella lo miró con atención.

— ¿Quieres que vaya contigo? — preguntó ella, con una mirada cálida. Él sonrió mientras sacudía la cabeza.

— Me encantaría, pero estrictamente pidieron que asistiera solo — ella hizo una pequeña mueca como respuesta, haciendo que Satoru reaccione con una risa ligera —. Si no llego antes de la hora de salida, regresa a casa acompañada de Suguru o de Nanami, por favor. No quiero que regreses sola.

— Pero me sé cuidar sola.

— Lo sé, por eso lo digo.

Al comprender su punto, solamente infló una mejilla como puchero. Satoru, al ver su gesto, sonrió y le picó la mejilla que había inflado causando en ella una risa suave. 

Su relación se había fortalecido a tal grado que, ella se había olvidado de su objetivo principal. Lo amaba tanto, lo quería con todas sus fuerzas que ya ni siquiera se acordaba del porqué lo odiaba. Quizás, inconscientemente, él le sanó esas heridas en el alma.

Llegada la hora de salida, Sunmi y Suguru iban de camino al Clan Zen'in. Él iba a dejarla afuera de su casa para luego irse a la estación de metro y regresar a casa. Anteriormente, el recorrido a casa era divertido o con conversaciones tranquilas, pero... Ella sabía que algo andaba mal con él.

— ¿Cómo te ha ido en las misiones? Ultimamente no hemos hecho misiones juntos — dijo Sunmi, iniciando la conversación, con un tema sutil. Suguru la miró y luego volvió a bajar la cabeza.

— Bien. Ha ido bien — dijo él. Aunque su respuesta fue cierta, su timbre de voz fue apagado y ella se dio cuenta.

— ¿Estás bien?

Suguru rió suavemente al ver la dulce intención de su mejor amiga. Alborotó su corto cabello mientras sonreía con calidez. Ella era su soporte, aunque no se lo dijera. Ella era como su hermana, su confidente.

— Sólo estoy cansado, pequeña. Pero estoy bien. Confío en ti, no te preocupes, si en algún momento no me siento bien, te lo contaré.

Ella, por su parte, le sonrió mientras asentía. Al llegar al Clan Zen'in, la dejó en su puerta para despues dirigirse a la estación de metro luego de que Sunmi le haya regalado una de sus dulces sonrisas que siempre le animan.

Al ser adolescentes, tenían esa curiosidad de hacer y probar cosas nuevas. ¿Un ejemplo de ello? El alcohol. Luego de que Satoru regresó de su misión a eso de las 20:00 hrs., él compró una lata de cerveza que comenzó a beber. Pero, el alcohol le había tomado factura de inmediato que estaba bastante ebrio. No estaba acostumbrado a beber alcohol. De lo borracho, fue a dar al recinto del Clan Zen'in.

— Oye, estúpida — dijo Naoya, abriendo la puerta de la habitación de Sunmi.

— ¿Qué quieres, engendro del Infierno? — preguntó ella, mirandolo con seriedad. Naoya se molestó por ese insulto pero se aguantó las ganas de devolverle el insulto con otro peor.

— Tu estúpido novio está afuera, borracho. 

Cuando dijo eso, ella, inmediatamente, salió de su habitación hasta dirigirse a la entrada del Clan Zen'in, donde una de las sirvientas estaba confundida por ver así al Seis Ojos. 

— ¿Qué te pasó? — preguntó Sunmi, preocupada. Satoru se ve claramente borracho, sus ojos vidriosos y sus movimientos un poco torpe. El olor del alcohol se podría sentir en su aliento.

— Es nada de qué preocuparte, nena. Sólo bebí una lata de cerveza después de la misión. Es todo.

Sunmi miró a la sirvienta del Clan Zen'in, pidiéndole que preparara la tina de baño, a lo cual, la mujer inmediatamente acató.

Serial Killer; Gojo Satoru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora