Se agotaban sus fuerzas, su cabeza estaba completamente echada hacia atrás. Podía sentir en su espalda unos dedos ásperos pero ya no sentía dolor alguno. Krone no podía ver el color de la flor enterrada en su pecho. Todo lo que ahora se reflejaba en sus ojos era el cielo, a través de las barras de hierro. La joven había cruzado esta puerta como Hermana hacia 16 días. La había cruzado por primera vez mucho antes. No era la misma puerta, pero tenía exactamente la misma apariencia. Y estaba conectada con el exterior... Detrás de esa puerta, todo había comenzado... Krone caminaba por el sendero que conducía desde el orfanato hasta la puerta, su cuidadora a su lado. La chica, que había cambiado su uniforme blanco habitual por un blazer, sentía que su corazón latía descontroladamente ante la idea de comenzar una nueva vida. Con emoción en su rostro, miró a la mujer que le sujetaba la mano.
_Oye, mamá, ¿cómo es mi nueva madre? ¿Y mi padre, es amable?
Con la maleta en la mano, la mujer sonrió a la niña. _¡Los conocerás pronto!
Ahora Krone podía ver la sombra de la puerta a la que normalmente les estaba prohibido acercarse. Esta noche, la puerta de hierro estaba abierta. Siguiendo los pasos de su cuidadora, la niña entró en el vestíbulo. El edificio, similar a un pasillo, era más grande de lo que parecía desde lejos. En el techo estaban incrustados engranajes que probablemente se usaban para maniobrar el portón. Mirando a su alrededor, Krone notó sombras extrañas al final del pasillo. Eran formas demasiado grandes, con manos con garras y no parecian humanas. En el mismo instante que pudo verlas más claramente, Krone queda petrificada como si recibiera una descarga eléctrica.
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_¡HIYAA!
Los que la esperaban al final del pasillo no eran otros que monstruos. Mientras retrocedía, alguien la bloqueó. A su lado, su cuidadora la empujaba hacia adelante, con una mano en el hombro.
_Krone, has sido elegida porque eres una chica muy especial...
Su voz era muy tranquila a pesar de la situación. Con ojos desorbitados, la niña la miró. Al devolverle la mirada, ella tenía una sonrisa, acompañada de palabras terribles que escaparon de la boca de esta mujer con la que había creado un vínculo materno.
_¿Prefieres morir? ¿O podrías...? O convierte en una criadora como yo...
Aún petrificada, Krone miró la cruel mueca de su cuidadora. Luego, con asombro, dirigió los ojos hacia los demonios que estaban allí de pie. Las dos criaturas la miraban desde detrás de dos agujeros verticales en sus máscaras. Sus piernas no dejaban de temblar. Le costaba mantenerse en pie.
(¿Qué significa esto?)
Krone no podía creer lo que veía y escuchaba. Sentía que estaba teniendo una especie de pesadilla.
(Rápido, quiero despertar...)
Rezaba mientras temblaba. Sabía que no se encontraría en su cama. Esto era realidad. Tenía dos opciones. Sufriendo, la niña respondió:
