El Día Que Emma Lloró

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La razón por la que se sintió atraído por Emma probablemente inicio con admiración.
Admiraba la fuerza y vitalidad de Emma, siendo un chico con una salud frágil, que a menudo estaba postrado en cama por enfermedades.
Norman sostuvo un brazo con el otro y reflexionó.
Aunque ya no se enfermaba, cuando era pequeño era muy débil y lo llevaban a menudo a la enfermería.

(Ah, pero...)

Emma, que nunca lloraba, lloró una vez cuando él estaba enfermo en la cama.
En ese momento, él tenía un fuerte resfriado de verano. Si recordaba bien, tenía alrededor de siete años. Con fiebre alta, se quedó despierto toda la noche. La tos no paraba.
Una Emma llorando tenía barro y arañazos por todo el cuerpo, pero apretaba una flor blanca marchita en sus manos. Aunque lloraba como una niña, no era por miedo o dolor.

(Así es. Incluso en ese entonces, ella...)

Norman recordó los eventos y sonrió dulcemente.

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Temprano esa tarde, el tiempo parecía bastante sospechoso, mientras los niños jugaban en el bosque. Una bocanada de nubes grises de rápido movimiento cubría el cielo. La brisa era fría. Aunque los días eran largos en ese momento, alrededor de las 3 en punto, ya estaba tan oscuro como si fuera tarde.
Mientras jugaban en el bosque, los niños miraban al cielo a través de las ramas.

_El día esta malo, ¿verdad?

_Tal vez sea mejor regresar temprano hoy.

Norman también miró al cielo. Un aire húmedo tocó sus mejillas. El suelo del bosque olía a lluvia. Se escuchaba el sonido de los truenos a lo lejos.
La cara de Ray apareció entre las sombras de los árboles al apartar su libro.

_Mamá dijo que "deberíamos estar adentro por hoy.

Aunque estaban en medio de jugar a las escondidas, Emma y Norman aceptaron obedientemente la orden de regresar temprano.

_Esta bien.

_Gracias, Ray. También debemos advertir a los demás.

_Ustedes dos son los únicos que aún no han sido atrapados. El buscador no pudo encontrarlos, así que tuve que venir a buscarlos yo mismo.

Ray soltó un largo suspiro mientras Emma y Norman se miraban. Ray era el único que podía encontrarlos bastante fácilmente. Ciertamente, el más adecuado, según Chucky, el buscador, en quien confiar.

_Ah. ¿Lo ven? Está lloviendo.

Las gotas de lluvia comenzaron a golpear el suelo en medio de su conversación. Ray protegió el libro con sus brazos para evitar que se mojara. Al verlo, Emma metió la mano en el bolsillo para sacar su pañuelo y prestárselo.

_¿Eh? ¡Mi pañuelo no está!

Emma revolvió todo el bolsillo de su falda; el pañuelo que tenía dentro no estaba allí. Mientras inspeccionaba el suelo, Norman murmuró.

_Tal vez lo dejaste caer en algún lugar.

_Es solo un pañuelo, no te preocupes por ello. Volvamos.

Siguiendo a Ray, que empezó a correr hacia la casa, Emma frunció el ceño tristemente.

_¿Eh? ¡No puede ser...! ¡Acabo de recibirlo, es el que mamá bordó para mí el otro día!

Aunque normalmente no llevaba un pañuelo, a Emma le gustaba este. Siempre lo guardaba en su bolsillo; lo cual provocó su perdición.
Emma aún se preguntaba si debería volver, pero la lluvia de repente se convirtió en un aguacero violento mientras todavía estaban pasando por el bosque. Las gotas de agua golpeaban las hojas con un ruido fuerte.

THE PROMISED NEVERLAND novels Y Extras(EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now