UN MAL ESPÍRITU

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La casa donde viví de niño era una muy grande donde vivía toda la familia, en ese entonces se alumbraba con velas ya que la luz eléctrica solo era un lujo para las personas del pueblo y nosotros vivíamos mucho más arriba, las habitaciones eran alrededor de la casa por todo el contorno de esta había un gran corredor entablado, en ese entonces era el abuelo el último en irse a dormir, pero como era tan cuidadoso con que no quedara alguna vela encendida, cuando ya todas las luces estaban apagadas el salía a dar un recorrido por todo el corredor de la casa, daba la vuelta cerciorándose que en  casa no hubiera ninguna luz encendida, así que si aun no estabas dormido podías escuchar sus pasos en el tablado cuando iba dando la vuelta y ver la luz de la vela que llevaba a la altura de su cara para ver mejor, así que si te asomabas por la ventana podrías ver su cara arrugada y su barba canosa, esa era una rutina de cada noche, el pan de cada ida a dormir.
El abuelo enfermó y murió, así terminó sus recorridos cada noche, al menos las primeras nueve noches, después de la última novena que se hizo en la misma casa, pero a la noche número diez cuando todos nos fuimos a dormir, en cada habitación se hablaba del abuelo cuando con toda claridad se escucharon los pasos, mismo instante que todas las velas se apagaron, un viento helado las soplo a la misma vez en cada habitación, todos decidimos que era mejor dormirse y no mortificar el alma del abuelo. Se hizo una rutina de escuchar los pasos del abuelo dando la vuelta por la casa todas las noches , cada que esto pasaba las velas en casa se apagaban, algunos de los tíos llegaron a decir que lograron  ver la vela a la altura de la cara del abuelo pero a él no, se decía que estaba deshaciendo sus pasos y despidiéndose de la familia, la abuela esposa de él que aún vivía pero estaba muy perdida de la cabeza ya por la edad decía mi mamá, pero en su locura decía que nunca le fuéramos a abrir la puerta, esa no era el alma del abuelo, era un mal espíritu que se quería hacer pasar por él para que lo invitáramos a pasar, creo yo que nadie le prestaba atención a la abuela, pero tampoco creo que alguien quisiera abrir y ver a un fantasma, un primo y yo queríamos saber si era el abuelo o no, así que una noche nos quedamos en una habitación de la casa que estaba vacía, nos quedamos a oscuras para poderlo ver cuando pasara por ese lugar, sería algo así como las diez cuando escuchamos patentemente los pasos en el tablado, mi primo y yo nos asomamos por la ventana a el lugar donde escuchábamos los pasos y efectivamente vimos la luz de la vela que venía directamente a pasar por la ventana de donde estábamos, nos tomamos de la mano muertos del miedo y efectivamente lo vimos pasar, si ver el abuelo que ya estaba muerto nos llenaba de terror teníamos en frente su fantasma, ver lo que vimos fue más aterrador, en su vestimenta y caminado era el abuelo, pero cuando miró directamente a la ventana y vimos su cara, supimos con certeza que no era el abuelo, su cara desfigurada era la de un demonio con dientes afilados, aunque su barba era igual a la del abuelo y a la distancia se podría confundir no era el, sus ojos negros y con mirada terrorífica eran todo lo contrario al la mirada jovial del abuelo, dimos un grito tan fuerte que asustamos a todos en la casa, todos llegaron allí a ver que pasaba incluida la abuela que se acostaba  como a las seis de la tarde, antes de que pudiéramos decir algo habló la abuela, les aclaró a todos que habíamos visto el demonio que se hacía pasar por el abuelo, sin mucho más que decir dijimos que si y contamos lo que habíamos visto, la abuela dijo que teníamos que regar agua bendita alrededor de la casa y así espantar ese mal espíritu, en esta ocasión si le creyeron e hicieron lo que ella dijo, efectivamente eso dejó de volver a casa en las noches y pudimos volver a dormir tranquilos.

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